Acabó con diez, casi con nueve por los problemas físicos de Borges en los últimos dos minutos, pero de pie. El Deportivo dio una lección de supervivencia en Balaídos, donde se sobrepuso a numerosos golpes para acabar arañando un punto con un sabor dulce por cómo fue el guión del partido. No tuvo suerte, ni con el árbitro -perdonó la expulsión a Wass y luego no dudó para echar injustamente a Arribas- ni tampoco con la lesión de Lux. Pese a todo, el Dépor resistió. Con carácter, con corazón y con un alto nivel competitivo, de principio a fin. Suma un punto y crece con el derbi dando un nuevo golpe de autoridad ante el Celta, incapaz de derrotar a los coruñeses esta campaña.

Sorprendió Berizzo al apostar por Bongonda. No era él, sino Guidetti, el que estaba en todas las quinielas para completar el ataque. Víctor, en cambio, cumplió con lo esperado al alinear a Sidnei. Tras cinco jornadas de baja, volvía justo a tiempo para darle más solidez al Deportivo. La iba a necesitar para tener opciones de lograr un resultado positivo. El plan era juntarse más que nunca y dificultar que el Celta pudiera elaborar su fútbol con comodidad. Ser compactos era el objetivo número uno, pero no el único. El Dépor también quería hacer su partido en ataque, con suficiente personalidad como para llegar al área no solo a la contra.

Y no se achicó. Al contrario. Cogió el derbi por los cuernos y salió dispuesto a mandar. A su manera, con mucho equilibrio y sin demasiados riesgos, pero neutralizando el fútbol creativo del Celta. Seis minutos necesitó Lucas en acabar la primera jugada. Solo fue un tirito lejano, sin peligro, pero sirvió para dejar claro que el Dépor no salía solo a defender. Quiso el balón para hacer daño de verdad, buscando la espalda de una defensa celeste bastante menos contundente que su ataque. No era el guión que esperaba Berizzo. Al Celta le faltaba fútbol y empezaba a sufrir sin el balón. Tanto, que en poco más de un cuarto de hora Jonny y Wass se cargaron con sendas amarillas.

El partido del Dépor estaba siendo más que notable. De mucho mérito. Solo le faltaba un gol para reflejar en el marcador esa superioridad que mostraba sobre el césped. Lo acarició Sidnei, a la salida de una falta lanzada por Cartabia. De milagro no entró su cabezazo, desviado lo justo por Wass (m.19). Dos minutos después, en el 21, Borges encontraba el 0-1 culminando libre de marca una buena triangulación entre Cartabia y Luis Alberto.

Merecido premio para el Deportivo, que lejos de echarse atrás siguió mandando y acercándose con peligro a la portería contraria. Con Aspas todavía desaparecido, el Celta vivía de los chispazos aislados de Nolito, que remató al larguero en el 23. Empezaba a sobrar emoción y a faltar pausa. Suele pasar en los derbis, que se desatan y ya no hay quién los pare. Ni siquiera el colegiado Fernández Borbalán, que perdonó a Wass la segunda amarilla en el 27. Iba a dejar al Celta con diez, pero cambió de opinión sobre la marcha tras llevarse inicialmente la mano al bolsillo.

Solo tres minutos después llegó una acción que cambió el partido por completo. Del posible 0-2, que tuvo en sus botas Luis Alberto tras un error grave de Cabral, se pasó de inmediato al 1-1. Fue en una de las pocas veces que Orellana logró conectar con Nolito. Sin necesidad de acomodarse el balón, el andaluz se inventó una rosca magistral, imparable para Lux y para cualquier portero. El mazazo fue doble para el Dépor, porque en esa misma jugada Poroto se lesionó. Palo gordo para Víctor, que tuvo que echar mano de Manu, inédito desde aquel esperpento copero frente al Mirandés.

De golpe el partido cambió por completo. Cada vez le duraba menos el balón a los coruñeses, que poco a poco se fueron echando atrás ante un Celta que crecía y creía con el paso de los minutos. Tanto, que la recta final del primer acto fue un monólogo continuo de los celestes. Sin ocasiones demasiado claras, pero arrinconando al Dépor a base de empuje y saques de esquina. Ni rastro de ese control que los blanquiazules habían tenido en la primera media hora. Necesitaban reordenarse y volver a querer el balón. Si no, les esperaba una segunda parte larguísima.

Eso trató de hacer el equipo coruñés tras la reanudación, volver a juntarse para dar pocas opciones al Celta. Se repetía el mismo guión del primer acto, con el Deportivo bastante bien plantado no solo en campo propio, sino también en el contrario. Más nervios tenían los celestes, empezando por el meta Sergio, cuya pifia en un control casi la aprovecha Cartabia para deshacer el empate.

Dominaban los celestes pero sin acabar de desarmar al Dépor, que en el 68 se quedó con diez. Esta vez no dudó el colegiado para mostrar la segunda amarilla a Arribas. El madrileño tocó balón en su disputa con Nolito al borde del área, pero de nada valieron sus airadas protestas. Más difícil todavía para el Deportivo, que tiró de coraje para defender hasta el final el empate. Valioso. Valiosísimo, tal y como se acabó poniendo el partido.