"Estamos en deuda, pero hemos tenido cinco o seis partidos en los que hemos dado un nivel muy bueno", respondió ayer Víctor Sánchez sobre las cuentas pendientes del equipo con su afición. Es consciente el técnico deportivista de que se han racionado las alegrías a Riazor esta temporada y de que esta tarde se presenta una buena oportunidad ante el Barcelona de cuadrar cuentas. Pero las deudas son únicamente con la grada blanquiazul, no existen con el conjunto azulgrana.

"Si tiras para atrás en la Historia, a lo mejor hay más cuentas pendientes y con otros rivales", deslizó. Se refería el entrenador deportivista al posible favor que habría de devolver el conjunto coruñés al Barcelona después de la agónica salvación de la temporada pasada en el Camp Nou. "Al final aquí nadie debe nada, yo creo que las cosas se ganan en el campo y en los minutos de competición, nada más", añadió Víctor para zanjar las suspicacias que han podido surgir en los últimos días después de su alusión a la historia reciente de ambos clubs.

En el horizonte aparece para el Deportivo la posibilidad de confirmar la permanencia y esa será la principal motivación frente a un equipo sumido en una profunda crisis de juego y resultados que, a juicio del técnico, le podría convertir en más peligroso. "Encaramos todos los partidos con la máxima ilusión de conseguir la victoria y ojalá siga la racha de no perder, pero es muy difícil ante un equipo todopoderoso, que además está en situación de necesidad", declaró en referencia a sus dos empates con los azulgrana como entrenador deportivista. "En esas situaciones, esos equipos rinden al máximo nivel, pero nos hemos preparado", añadió después del entrenamiento de ayer en Abegondo.