Objetivo cumplido. Tremendo alivio. El Deportivo no tendrá que jugárselo todo en la última jornada contra el Madrid. Ya está salvado. Acabó con el sufrimiento al vencer en El Madrigal gracias a los goles de Fayçal y Lucas, uno en cada parte, con los que tumbó a un Villarreal sin demasiadas ganas de amargarle la permanencia. Era un submarino tocado después de su eliminación europea del pasado jueves, pero con argumentos futbolísticos de sobra pese a los numerosos cambios en el once. Lo demostró en algunas fases del partido en las que acarició el gol, sobre todo por mediación de Leo Baptistao. Ayudó el hecho de que el rival no apretara al máximo, pero esa circunstancia no empaña el mérito del Deportivo. Tuvo mucho. Supo despojarse de la ansiedad para jugar el encuentro que más le interesaba y recuperó su versión más rocosa y eficaz para sacar el partido adelante. Y sin encajar gol después de diecinueve jornadas. Todas buenas noticias para acabar celebrando una permanencia que parecía en la mano hace meses y que se acabó torciendo en esta segunda vuelta tan negativa.

Menos de tres minutos tardó Luis Alberto en mandar una volea al palo, clara declaración de intenciones de que el Dépor, esta vez sí, estaba decidido a cerrar el objetivo con una victoria. Víctor situó a Mosquera por delante de la defensa y plantó otra línea de cuatro por detrás de Lucas Pérez. Poco riesgo y mucha intención para hacer daño a la contra. Ese era el plan, juntarse mucho, no impacientarse y tratar de salir en velocidad. Eso hizo el Dépor, mandar balones en largo a la espalda de la defensa del Villarreal, que dejó muchos espacios para correr. Así buscó Arribas a Lucas para dejarlo solo ante Barbosa, pero el coruñés no llegó al remate por poco (m.29.). Solo tres minutos después Fayçal firmó el 0-1 con un gran golpeo a pase de Cartabia, imposible para el meta argentino. Su derechazo describió una parábola perfecta y entró rozando el poste. Un auténtico golazo.

El Deportivo tenía el partido donde quería. Con ventaja en el marcador, supo mantener las revoluciones bajas, las suyas y las del rival, para que no se jugara demasiado. Se trataba de dejar pasar los minutos y mantener el balón lejos de la portería visitante, aunque con tanto tiempo por delante era imposible que el Villarreal no generara algunas llegadas peligrosas. Pocas ocasiones tuvo y ahí fue cuando apareció Manu para alejar el peligro. El cancerbero asturiano, muy concentrado como todo el equipo, estuvo a la altura y por primera vez consiguió el objetivo de dejar su meta imbatida.

El Dépor no solo se imponía en el marcador. También en los pequeños detalles, como las disputas. Ganaba casi todos los balones divididos, demostrando en cada acción que se jugaba la vida ante un adversario sin ningún objetivo clasificatorio por el que pelear. Se notó durante todo el encuentro. Por ejemplo, poco antes del descanso, cuando Cartabia peleó con fe con Rukavina hasta forzar el error del lateral y acabar disparando dentro del área. Ocasión clara del argentino para poner fin a una primera parte con un guión perfecto, casi a pedir de boca.

Parecido comenzó el segundo acto, con el Villarreal contemplativo, como esperando encontrarse el empate por inercia, sin quererlo de verdad. El Deportivo siguió a lo suyo, serio y solidario, bien arropado atrás y sin renunciar a un segundo tanto con el que acabar de alfombrar el camino hacia la permanencia. No necesitó demasiado para encontrarlo. Solo un balonazo de Luis Alberto al espacio que se convirtió en una asistencia perfecta para Lucas. El coruñés corrió como una flecha y fusiló a Barbosa (m.57) para hacer el 0-2.

El triunfo estaba en la mano, por mucho que Marcelino recurriera a Denis, Bakambu y Dos Santos. Ni rastro de reacción amarilla. Solo Baptistao, con un cabezazo al palo, estuvo cerca de marcar (m.62). El Deportivo tocaba el balón cada vez con más comodidad, haciendo posesiones largas frente a un Villarreal tímido en la presión. Con el partido ya en su recta final, Luis Alberto estuvo a punto de redondear la tarde con un disparo lejano que se envenenó tras golpear en un defensa. Barbosa, con un gran salto, evitó el tercero. No hizo falta, porque la victoria visitante no peligró en ningún momento. El submarino llegaba con relativa comodidad hasta el borde del área, pero sin llegar a finalizar las jugadas. Manu, con una valiente salida, se anticipó a Baptistao (m.80) y evitó de esa manera la última oportunidad del Villarreal para volver a meterse en el partido y darle algo de emoción a la recta final.

Poco más dio de sí el encuentro, solo para que Denis buscara protagonismo con un disparo cruzado que no encontró portería y para que Cani recibiera la ovación de El Madrigal. Solo quedaba esperar a que el partido se consumiera para lograr los tres puntos y, con ellos, la permanencia. Tal y como fueron los resultados en los demás campos, al Dépor le habría bastado con un empate para salvarse igualmente, pero acabó cruzando la meta por sí mismo, sin empujones ajenos.