Con el título de Liga en juego, el Deportivo-Madrid era uno de los partidos más atractivos de la jornada junto con el Granada-Barcelona. Sin embargo, había otro protagonista por encima de los grandes de Europa: Arsenio Iglesias. El club quiso homenajear al Bruxo de Arteixo entregándole la medalla de oro y brillantes. Pero no fue un simple acto. El deportivismo se puso en pie para agradecer al exentrenador todo su esfuerzo y trabajo. El creador de la ilusión. Los aplausos de los presentes fueron una pequeña muestra de ese amor que siente A Coruña por Arsenio. Además, en los videomarcadores fueron apareciendo veteranos del Dépor para ofrecerle sus palabras de cariño en un día tan especial. Cuando en pantalla salieron Mauro Silva y Bebeto, el estadio enloqueció. Momentos importantes de la historia del club recorrían la mente de los aficionados. Arsenio, para nós sempre serás o mellor fue la pancarta que se desplegó en Marathon Inferior. Recordando a aquella que se le dedicó cuando abandonó el banquillo coruñés, dejando en las vitrinas del club la Copa del Rey. El partido, al lado de este emotivo homenaje, era una simple anécdota. Con la salvación sellada, el Deportivo solo quería ofrecerle buen fútbol a su afición y despedir de la mejor manera la temporada y a Pletikosa, quien fue manteado al final por sus compañeros, ovacionado y dio una vuelta al estadio junto a su hijo.

La grada pedía a gritos una victoria para cerrar un año cargado de polémica, sobrecargada en la última semana. Las palabras de Pedro Mosquera, Arribas, Víctor Sánchez y el agente de Luisinho caldearon el ambiente en esta última semana de trabajo. Curiosamente en la semana de la visita del Madrid. Eso sí, ya con los deberes hechos. La afición también quiso dar su opinión y en Marathon se leyó Xogar coas cores falta de valores y Limpieza total no clube xa. Su particular mensaje para el próximo curso, en el que el deportivismo pide no sufrir tanto como hasta ahora. Los silbidos también fueron parte de la banda sonora de Riazor. Cristiano Ronaldo fue centro de las críticas, así como Mateu Lahoz con algunas de sus actuaciones, como la del segundo gol, en el que el Deportivo pedía falta sobre Arribas. "Así, así, así gana el Madrid" sonó con fuerza. Pero en realidad, poco o casi nada importaba ya el resultado que se cosechase. El objetivo local estaba más que cumplido. Hasta el próximo curso, Riazor. Y en Primera División. Con todo, el deportivismo también se acordó de la afición adversaria, en especial de los muertos por un ataque terrorista en Irak, que acabó con la vida de numerosos integrantes de una peña madridista en aquel país. En Riazor sonó Negra sombra en su memoria.

Después llegó el amago de partido, la derrota honrosa y se acabó. El abandono de las gradas y el postpartido fue insulso. Nada había que celebrar, manifestaba la mayoría. Los deberes tendrían que haber estado hechos hace más de un mes. Sin embargo, hubo que esperar a ganar en el campo del Villarreal en la penúltima jornada, un partido que un mes antes era imposible contar como victoria, como sucedió también con la del Sevilla en Granada. Cosas del fútbol y del calendario. Aunque previsibles, por otra parte, según las casas de apuestas.

Lo mejor de la jornada de ayer fue que el deportivismo acudió a Riazor a presenciar un encuentro sin necesidades -las tenían los visitantes, aunque parecían conscientes de que el Barça no iba a fallar-. Raro que el coliseo coruñés pueda disfrutar de una última jornada en paz. Las últimas veces que tuvo que cerrar la Liga como local... mejor olvidarlas. Dos descensos, que parece que hay quien no quiere recordarlo. Fue el punto y final a una temporada extraña, convulsa y que no se debe repetir en los extradeportivo. Aunque fue un final de relax. La muestra fue el buen humor de algunos después del partido: "¿Qué celebramos? ¡Que Riazor vivió otra vez un subcampeonato de Liga!". Puro estado gallego.