Pocos equipos son capaces de completar temporadas uniformes, sin cambios grandes o bruscos en su rendimiento a lo largo de los nueve meses de competición. La campaña que el Deportivo cerró el pasado sábado pasará a la historia por su carácter irregular, con una primera vuelta notable y una segunda muy pobre en la que se acabó complicando el objetivo más de la cuenta. Al final, acumuló 42 puntos, suficientes para salvarse con una jornada de antelación. Recibió al Madrid sin la obligación de tener que sumar y ese último encuentro del curso condensó en 90 minutos esas dos caras del Dépor, pero en orden inverso. Primero, la negativa, muy achicado, con poca intensidad y blando en defensa; y después, tras el descanso, la positiva, con valentía y argumentos futbolísticos para irse hacia arriba y acabar mereciendo marcar ante un Madrid que levantó el pie del acelerador con sus dos goles de ventaja en el marcador.

Líneas muy retrasadas. El Dépor dejó que el Madrid jugara a sus anchas desde el pitido inicial. El plan era ceder tres cuartos de campo y atrincherarse en el área con Pedro Mosquera como único pivote y otros cuatro centrocampistas por delante de él. Cristiano tardó solo siete minutos en culminar en gol una buena acción por banda de Bale. Pese al 0-1, el equipo coruñés siguió igual de replegado y ni siquiera tras el 0-2 dio un paso al frente.

Poca intensidad. El Madrid se sintió muy cómodo, llegando una y otra vez al área prácticamente sin oposición. En los primeros 45 minutos al Deportivo le faltó convicción e intensidad. Álex Bergantiños, que tuvo sus más y sus menos con Toni Kroos, fue el que más enseñó los dientes.

Mejoría notable tras el descanso. Desde el comienzo de la segunda mitad el Dépor se fue estirando cada vez más y dispuso de ocasiones suficientes como para haber marcado al menos un tanto. Derrochó dignidad y orgullo para acabar el encuentro cargando sobre el área rival, pero sin encontrar el premio del gol. El Madrid dejó jugar bastante y, aunque trató de ampliar su ventaja, no puso todo de su parte por lograr un triunfo más abultado.

Pletikosa y Cartabia. Fueron los dos nombres propios de la tarde, el croata por sus buenas paradas, sobre todo en la segunda parte, y el argentino por el desparpajo que mostró a la hora de encarar y también en el disparo. Remató tres veces, más que nadie en el Dépor.