El futuro de Víctor Sánchez del Amo al frente del Deportivo sigue en el aire, a la espera de que el consejo de administración se pronuncie a comienzos de la semana que viene sobre una continuidad que el técnico tiene asegurada mediante un contrato. Lo que no tiene es la confianza plena de los mismos que en el mes de enero le renovaron y que ahora, después de una segunda vuelta discreta en cuanto a resultados y agitada por los jaleos que sacudieron el vestuario, dudan de que sea el idóneo para conducir al equipo la temporada que viene. El veredicto llegará antes de que finalice el mes, el martes a más tardar, y dos semanas después de que haya acabado un campeonato de Liga que se hizo más largo de lo esperado para los blanquiazules. El presidente, Tino Fernández, abrió entonces un periodo de reflexión para analizar la temporada y decidir si Víctor debía continuar. La mayor parte de los implicados, consejeros y dirección deportiva, ya han manifestado su opinión, pero será el mandatario quien tenga la última palabra. Para ello deberá atender a los pros y a los contras de una decisión delicada y meditada hasta el límite de la paciencia de los aficionados estos días.

- Un divorcio público. La rueda de prensa de Víctor previa al partido contra el MadridVíctor Madrid, con aroma a despedida, evidenció dos cosas: la fractura existente en el vestuario y la distancia que separa al técnico de determinados estamentos del club. El entrenador no se ha esforzado durante los últimos meses en disimular que no existía demasiada cercanía con la parcela deportiva. Las falta de incorporaciones en el mercado de invierno y las diferencias en cuanto a la gestión de la plantilla han estado detrás. Mantener a Víctor en el banquillo supondría reforzarlo frente la secretaría técnica, afianzando la idea de que el madrileño es una apuesta personal de Tino Fernández.

- Un vestuario dividido. La decisión del presidente servirá también para deducir qué corriente se impone dentro del vestuario. No han sido pocos los jugadores que públicamente se manifestaron a favor de la continuidad de Víctor y su equipo, la mayoría con peso dentro de una caseta sacudida en los últimos meses por los conflictos. Mosquera, Álex, Laure, Borges o Arribas se alinearon públicamente del lado del entrenador, censurando también a los descontentos y señalando directamente a los que avivaron el fuego en el vestuario. Tino Fernández, que hasta la fecha se había mostrado conciliador -maniobró para que Luisinho no fuera apartado de la disciplina del grupo en las últimas semanas de la Liga- y dejó en manos del técnico lo referente a la gestión de la plantilla, deberá tomar partido. Ahora deberá posicionarse y su decisión influirá también en el clima que se respire en el vestuario de cara a la temporada que viene, en el que se impone serenar una situación que se descontroló por completo.

- El futuro, una incógnita. El presidente deportivista había mostrado su voluntad de que Víctor Sánchez del Amo se convirtiese en el entrenador sobre el que girara un proyecto de futuro. La idea inicial de Tino Fernández era renovarlo por tres años, pero finalmente la prolongación del contrato fue por una temporada. La marcha del entrenador pondría el foco de nuevo en el mandatario, que en estos dos años y medio al frente del club ha acumulado tres técnicos diferentes. En el caso de que Víctor sea destituido, sería el cuarto en nómina del actual presidente y eso también pesa a la hora de tomar la decisión.