Pablo Insua (Arzúa, 1993) puso el sábado el mejor colofón posible a una temporada en la que dio un paso atrás para volver a coger impulso. Lo necesitaba el joven defensa deportivista tras un curso, el pasado, en el que su proyección se vio interrumpida. Escogió Leganés, un equipo con aspiraciones modestas al que un gol suyo el sábado ante el Mirandés ha terminado colocando en Primera División por primera vez en sus 88 años de historia.

Su cabezazo quedará para siempre inscrito en la historia del club del extrarradio madrileño, entre los grandes la temporada que viene por méritos propios después de un año asomado con regularidad a los puestos de arriba de la Segunda División. Su cuota de protagonismo se la llevará el central de la cantera blanquiazul, que con el del sábado suma su segundo ascenso tras el logrado con el Deportivo en 2014.

Aquella fue su mejor temporada, la de la eclosión de un muchacho que despuntó en las categorías inferiores desde infantil y que llamó la atención de grandes como el Barcelona o el Manchester City. Prefirió quedarse, a la espera de una oportunidad que le llegaría de la mano de Fernando Vázquez en el momento más delicado de la historia reciente deportivista.

El técnico de Castrofeito le otorgó toda su confianza después de un frustrado ascenso con el Fabril y se convirtió en indiscutible en el regreso del equipo a Primera, ya fuera con Marchena o con Lopo. La destitución de Vázquez, sin embargo, añadió incertidumbre a la situación del que por entonces era el mayor activo del club.

Se le había renovado con un contrato largo para evitar que cualquiera pudiera aprovecharse de que jugaba con ficha amateur, pero la inestabilidad que padeció el equipo el curso pasado le pesó más que a nadie. No encontró continuidad y Víctor Fernández apenas le dio confianza. Entre insinuaciones a su inexperiencia y a su peso, Insua siempre estuvo por detrás de Lopo y Sidnei, por eso esta temporada recién finalizada se presentaba como una nueva oportunidad para seguir progresando en su carrera.

El club, sin embargo, incorporó a Arribas y renovó a Lopo, por lo que partía como cuarto central. Aunque su intención inicial era quedarse, entre todos terminaron convenciéndolo de que lo mejor era buscar un destino en el que tuviera los minutos que Víctor Sánchez del Amo no iba a poder proporcionarle.

Los encontró en Leganés, donde ha sido un fijo para Asier Garitano. Antes las cámaras y tras su gol no quiso desvelar su futuro una vez finalice su cesión, pero sí aseguró que su ambición es jugar el curso que viene en Primera División.