La imagen de Gaizka Garitano saltó a todos los informativos el día en el que lo sorprendieron durante un entrenamiento censurando la propuesta del Atlético antes de un partido contra los rojiblancos. Ganó más notoriedad cuando tras un encuentro en Almería dio por concluida una rueda de prensa ante los aspavientos de alguien a quien le molestó que se expresase en euskera. Antes de todo eso, sin embargo, el entrenador vizcaíno logró una de las proezas recientes más llamativas del fútbol español.

Consiguió colocar al Eibar en Primera División partiendo desde Segunda B y sin escalas. Ascendió a la categoría de plata en la temporada 2012-13 y la siguiente, con uno de los presupuestos más modestos, acabó campeón por delante del Deportivo. Por aquel entonces, se quejó amargamente de que a equipos endeudados, como al coruñés, se les permitiese reforzarse frente a otros saneados, como el Eibar. Estos días se han recordado aquellas palabras en A Coruña, adonde ahora llega como nuevo entrenador del Deportivo para una temporada.

Su estrella y la del club guipuzcoano parecieron mantenerse en Primera, pero una segunda vuelta discreta, tanto como la del Deportivo este curso, terminaron enviándolo de vuelta a Segunda. A pesar de que el descenso administrativo del Elche permitió al Eibar mantener la categoría, él decidió dimitir.

Aceptó entonces el reto de ascender al Valladolid, pero no pudo repetir el éxito anterior y acabó siendo destituido después de nueve partidos.

Con fama de entrenador directo y vehemente, de los que rara vez permiten que se les desmande un vestuario y que por encima de todo colocan la buena salud del grupo, procede de una familia con una amplia tradición futbolística. Su padre lo fue, y también su tío, Ander Garitano.

No alcanzó sin embargo los éxitos de este último, histórico del Athletic y del Zaragoza, y tuvo que conformarse con una amplia trayectoria en la que tan solo conocería la Primera División en una etapa tardía en la Real Sociedad. Criado en la cantera del Athletic, pasó también por el Eibar, el Alavés y el Ourense antes de poner punto y final a su carrera en el año 2009.

Enseguida se incorporó a los banquillos, primero como ayudante en el Eibar y después como responsable del equipo filial. Llegaría al primer equipo en 2012, pero antes ya se había formado como periodista para cumplir con una de sus vocaciones.