Las tres primeras jornadas de trabajo de Gaizka Garitano al frente de la plantilla del Deportivo han tenido al balón como gran protagonista. Desde la sesión inaugural del jueves el nuevo cuerpo técnico ha dado mucha importancia a las tareas con la pelota y ha insistido a la plantilla en la necesidad de tratar el cuero con la mayor exquisitez posible. Más que un deseo, es una obligación, y así se lo ha transmitido al grupo. Garitano quiere entrenamientos de calidad y a la vez muy intensos, con mucho ritmo y exigentes para los futbolistas. Lo volvió a demostrar en el ensayo de ayer, de nuevo con varios ejercicios grupales con balón en espacios reducidos. Todavía es pronto para determinar cuáles serán las señas de identidad del Dépor 2016-17 pero el nuevo entrenador blanquiazul quiere que sepa combinar con precisión o al menos eso está buscando en sus primeros días sobre el césped de Abegondo.

Garitano sigue de cerca las evoluciones de sus jugadores, al igual que el técnico analista, José Luis Ribera, pero los que más encima están de los futbolistas son su ayudante, Patxi Ferreira, y sobre todo el preparador físico, Julio Hernando, el más vehemente y machacón. En sus primeras consignas sobre el césped de la ciudad deportiva, los cuatro están mostrando una gran obsesión por conseguir que sus pupilos traten con mimo la pelota y cuiden todos los detalles y gestos técnicos.

Los preparadores están convencidos de que siempre hay margen de mejora, incluso en lo referente a los conceptos más fundamentales del fútbol, en teoría baladís para jugadores de Primera. Por ejemplo, los golpeos con ambas piernas. Fue uno de los aspectos en los que incidieron en el entrenamiento de ayer, obligando a los futbolistas a disparar a una pequeña portería cada uno con su pie menos bueno o "inhábil", según denominó Hernando. Esa búsqueda de la precisión no está reñida con la velocidad, ya que en todos los ejercicios los técnicos quieren un ritmo vivo.

La pretemporada no ha hecho más que empezar y los futbolistas todavía están lejos de adquirir la forma óptima, pero el día a día ya está siendo muy exigente para que poco a poco todos vayan cogiendo el tono físico adecuado para la competición. Los 20 futbolistas que Garitano tuvo en la sesión de ayer -todos salvo Emre Çolak, con unas molestias sin importancia en el dedo meñique del pie izquierdo- demostraron que ya desde las primeras de cambio quieren convencer al nuevo entrenador y ganarse su confianza. Incluidos los canteranos y los que regresan tras cesión, como Luis Fernández, especialmente intenso a la hora de presionar.

A consecuencia de ese ritmo tan alto que quieren los técnicos en todas las acciones, en la sesión de ayer se produjeron algunos choques fortuitos sin importancia, algo habitual y lógico en cualquier entrenamiento de un equipo de elite. Bicho y Luisinho Correia protagonizaron uno de ellos, pero ambos se reintegraron de inmediato a la dinámica colectiva y pudieron participar en todas las tareas con plena normalidad. Poco después fue Alejandro Arribas el que se quedó renqueante durante unos segundos sobre el césped tras un salto con Sidnei Rechel en la disputa de un balón aéreo. De inmediato el central madrileño se puso en pie y continuó completando la sesión al mismo ritmo que sus compañeros.