Dos despistes, cero puntos. Es el resumen del partido de anoche del Deportivo, que después de una primera parte notable se dejó remontar ante un Leganés muy efectivo que aprovechó dos errores graves para llevarse los tres puntos de Riazor. Çolak lideró a los blanquiazules desde el arranque para poner el partido de cara con el tanto de Borges a la media hora, pero tras el descanso el Dépor se nubló por completo a raíz de los tantos visitantes, ambos de cabeza en un par de acciones aisladas que cogieron despistada a la zaga coruñesa.

Menos de diez minutos tardó el equipo coruñés en obligar a su rival a atrincherarse en su área. Poco propusieron los pepineros en ataque. Prácticamente nada, salvo los goles. Ni siquiera se atrevieron a estirarse a la contra. Su plan era hacer todo lo posible por mantener el 0-0 y esperar a alguna jugada aislada para buscar la meta rival. El Dépor volvía a Riazor en pleno atasco ofensivo, tanto de fútbol como de gol. La visita del Leganés, un recién ascendido, se presentaba como una buena ocasión para poner fin a esa sequía que ya duraba tres partidos, tantos como habían transcurrido desde la marcha de Lucas Pérez.

En busca de soluciones en la creación Gaizka Garitano decidió echar mano de Çolak y dejar en el banquillo a Fayçal, hasta anoche uno de los fijos. El turco aprovechó la oportunidad para liderar los ataques del Deportivo, a los que dio un punto de pausa y visión de juego que le hacía mucha falta al equipo. Entró en el once sobre todo para conectar con Andone, muy desasistido en las cuatro primeras jornadas, pero su mejor socio fue sin duda Marlos Moreno. Entre los dos fabricaron las mejores ocasiones del equipo coruñés en la primera mitad. Çolak supo filtrar balones a la espalda de la defensa para que el colombiano corriera con espacios, como más le gusta. Así llegaron las primeras tres llegadas del Dépor, la más clara en el minuto 11, cuando el meta Serantes salvó con una buena parada un disparo potente de Marlos.

Crecía el equipo coruñés de la mano del turco, quien desde el primer momento demostró que es un futbolista de mucha movilidad y talento. Lo dejó perfectamente claro, como también que es mediapunta. Ese es su sitio, por detrás del delantero y con mucha libertad para aparecer desde diferentes zonas. Es dinámico, sabe qué hacer con el balón y casi nunca se equivoca en la toma de decisiones. Elige bien, unas veces para descargar el juego a las bandas, otras para encarar y, cuando toca, para buscar el último pase. De sus botas nació la mejor jugada del Deportivo, una acción combinativa que obtuvo el premio del gol a la media hora de juego. Era cuestión de tiempo que llegara el 1-0 ante un Leganés dedicado solo a defender. Çolak, Marlos y Luisinho conectaron en ataque hasta la asistencia final del portugués, cuyo balón al área lo remató a gol Celso Borges. Justo premio para el Dépor, hasta entonces claramente superior.

El 1-0 envalentonó aún más a los coruñeses, que siguieron cargando con insistencia en busca de un segundo tanto. Pudo llegar en el 38, tras un centro de Luisinho que se envenenó al rebotar en un defensa y acabó con el balón impactando en el larguero. El Dépor quería más, una noche redonda para espantar las dudas que pudiera haber, sobre todo en la fase ofensiva. No sufría atrás y arriba desplegaba todo su arsenal en busca de una mayor renta. Atacó con todo, tanto por las bandas, con Juanfran y Luisinho muy profundos, como por el centro, con Andone peleando todos los balones como de costumbre. Tampoco es que el delantero tuviera ninguna ocasión clara en la primera parte, pero se dejó ver con su característico despliegue físico, convirtiéndose una jornada más en un incordio constante para los defensas.

Mucho protagonismo para el rumano en el arranque del segundo acto. Comenzó como el primero, con Çolak armando fútbol en campo contrario. El turco se coló casi hasta la línea de fondo y su centro, tras tocar en un defensa, lo cabeceó al palo Andone. Mala suerte para el ariete, que poco después volvió a llamar a las puertas del gol con un disparo lejano que atajó Serantes.

Ni rastro del Leganés en campo contrario hasta que en una acción aislada, consecuencia de un desajuste defensivo grave, llegó el 1-1. Nació de la nada, de una penetración de Gabriel cuyo centro lo cabeceó a gol Luciano libre de marca (m.55). El empate le hizo mucho daño al equipo blanquiazul, que en otro despiste encajó el segundo solo seis minutos después, obra de Gabriel, también de cabeza.

Con el marcador en contra el Dépor se nubló y no mejoró tras la entrada del debutante Babel. Tampoco Borja Valle y Fayçal reactivaron el ataque, en el que solo Andone dispuso de alguna ocasión clara. Ni siquiera con defensa de tres hubo más luces arriba. Mucho corazón y poco fútbol. Aun así no mereció perder el Dépor, pero en dos despistes echó por tierra toda la credibilidad defensiva que se había ganado en las cuatro primeras jornadas. Siguen las dudas a dos días vista de visitar el Calderón.