Hasta que se quedó con un hombre menos el Deportivo estaba haciendo un partido más que decente en el Vicente Calderón ante un Atlético superior pero que no acabó de tener claro cómo meterle mano a los coruñeses mientras duró la igualdad numérica. El incomprensible error de Fayçal, sobre todo en la segunda amarilla que le costó la expulsión, allanó el camino del triunfo para los colchoneros, volcados sobre el área visitante desde el arranque de la segunda mitad. Con uno menos el Dépor se vio obligado a hacer un corajudo ejercicio de resistencia que durante bastantes minutos le dio esperanzas de arañar un punto. Las ocasiones del Atlético, una tras otra, se sucedieron hasta que Griezmann, en el 70, decidió el partido.

Ya nunca se sabrá cuál habría sido el desenlace si Fayçal no se llega a autoexpulsar, pero en la primera parte el equipo coruñés supo competir con la suficiente compostura como para controlar casi todos los ataques rojiblancos. Solo una ocasión clara de verdad generó el Atlético en los primeros 45 minutos. La desperdició en el 21 Griezmann, al cruzar demasiado su disparo en el mano a mano ante Lux. No acostumbra el francés a fallar ese tipo de oportunidades tan claras. Su error permitió al Dépor mantener el marcador nivelado hasta el ecuador del encuentro y atreverse a tocar en campo contrario con criterio, el que le volvió a dar al equipo Emre Çolak. Sin profundidad, porque Andone volvió a estar muy desasistido, pero sí dando la sensación de no querer dedicarse exclusivamente a defender.

Hasta entonces el partido no pintaba mal para el Deportivo. Estaba haciendo un encuentro correcto en uno de los campos más difíciles de Primera, y con gente de refresco con respecto al once de gala, lo cual tiene todavía más mérito. Cinco novedades introdujo Gaizka Garitano en la alineación: Laure, que debutaba en la presente temporada, Navarro, Borja Valle, Fayçal Fajr y Guilherme. Medio equipo nuevo en busca de un resultado positivo después del mazazo de la reciente derrota ante el Leganés. Un objetivo posible hasta que llegó la acción clave. Gil Manzano estaba a punto de señalar el final del primer acto cuando Fayçal hizo una entrada dura en el centro del campo, de las que nunca vienen a cuento, y menos cuando el que la comete ya tiene una amarilla. Adiós al francomarroquí, y con él a las ilusiones de arañar algún punto en el feudo rojiblanco. Quedaban 45 minutos por delante que se le iban a hacer muy largos al Dépor.

Con diez fue otra historia. El dominio del Atlético se agigantó y estuvo acompañado no solo de la posesión, como en la primera parte, sino también de las ocasiones. Muchas seguidas, casi todas claras, de sobra como para poner pronto el partido de cara. Era solo cuestión de tiempo que llegara el 1-0. El Deportivo defendió con todo, derrochando trabajo, solidaridad y orden para alejar el peligro como buenamente pudo. Mucho sufrimiento sin balón para los coruñeses, condenados a vivir permanentemente en campo propio, casi siempre agazapados en su propia área. Todos defendiendo a muerte, desde el primero hasta el último.

Si el Atleti tardó tanto en marcar fue por el derroche físico y el buen posicionamiento de su rival. Por eso, y también por las salvadoras manos de Lux. El argentino tocó lo justo el balón para desviar al larguero un potente disparo de Carrasco. No fue la única gran intervención de Poroto, decisivo también en otro par de ocasiones de Correa y Carrasco. El Atlético las tuvo de todos los colores y hasta Filipe Luis se metió varias veces en el área dispuesto a ser el verdugo de su exequipo. Su disparo cruzado, en el 58, no encontró portería por muy poco.

El partido entraba en su recta final con el Dépor bien plantado con línea de cinco atrás pero cada vez sufriendo más para contener los arreones rojiblancos. Gaizka no apostó esta vez por Marlos Moreno, un futbolista dinámico y veloz, especialmente peligroso para correr con espacios. A la fuerza iban a aparecer pese a jugar en inferioridad numérica, porque el Atlético estaba realmente desatado en ataque. Pero no hubo ni rastro de los coruñeses en campo contrario, lo que dio más confianza y alas al Atleti para atacar sin tregua hasta encontrar el gol, obra de Griezmann en el 70. El Dépor ya no tenía ni fuerzas ni argumentos para responder al 1-0, aunque Borges, que ya había acariciado el gol de cabeza, tuvo la última ocasión en el 90.