San Roque de Afuera amaneció lleno de autobuses y un torrente de rojiblanco que se desplazaba hacia el centro de A Coruña. Desde primera hora de la mañana los autocares que trasladaron a los aficionados del Sporting aparcaron en el barrio próximo al estadio, y también más arriba en zonas próximas a Labañou. Incluso llegaron a ocupar una de los carriles del Paseo Marítima, pero ya a partir de la cetárea que existe en el barrio.

Fue el punto de encuentro de los cerca de 4.000 asturianos que decidieron viajar hasta la ciudad herculina para disfrutar de un día de fútbol y de un día de asueto. Tanto que a alguno casi se le olvida que tenía una cita en Riazor. "Recordad que el motivo del viaje es el partido", leía en voz alta un sportinguista a un grupo de compañeros medio perdidos por la calle de A Franxa. Era un mensaje del jefe de la expedición. Por el centro no se perdieron ya que rápidamente encontraron el camino al Coliseo deportivista. Un día plácido y tranquilo, con el rojiblanco inundando las calles del centro de la ciudad.

Sin incidentes entre los seguidores de los dos equipos transcurrió la jornada antes del partido y luego en Riazor cada afición se dedicó a animar a los suyos. El estadio blanquiazul acogió dos partidos, el de los futbolistas sobre el terreno de juego y también el que mantuvieron ambas hinchadas desde la grada. La del Deportivo respondió al llamamiento que había hecho Gaizka Garitano en la víspera para volcarse animando al conjunto coruñés, tratando de que la ruidosa parroquia asturiana no se dejara notar. Hubo muchos silbidos para el colegiado De Burgos Bengoetxea por su permisividad ante las reiteradas faltas del equipo visitante. El gol final de Babel hizo que los seguidores coruñeses estallaran de júbilo para celebrar una victoria tan merecida como necesaria.

El grueso de los aficionados del Sporting estuvo en la grada habilitada para los seguidores visitantes, en la esquina entre Preferencia y Pabellón Superior. Allí estuvieron la mayoría, aunque también hubo una nutrida representación visitante en otras zonas, en las que tomaron asiento los hinchas asturianos que adquirieron las entradas por su cuenta, muchos de ellos mediante la página web del Deportivo.

Desde casi dos horas antes del comienzo del encuentro numerosos seguidores de los dos bandos se fueron acercando al estadio para vivir cerca del campo los prolegómenos del encuentro. Unos 500 se dieron cita en la calle Manuel Murguía para asistir a la llegada de los autobuses de los equipos. Casi todos blanquiazules, pero no solo, ya que también hubo un grupo de asturianos. Ambas aficiones entonaron juntas el "Tebas vete ya", cántico crítico con la gestión del aspirante a ser reelegido presidente de la Liga de Fútbol Profesional. Luego, durante el encuentro, ese mismo lema se volvió a escuchar dentro del estadio, entonado de nuevo por blanquiazules y rojiblancos.

A las 19.10 horas llegó el autocar del Sporting de Gijón, cuyos integrantes se dieron cuenta de que un aficionado del Deportivo que estaba junto a la valla necesitaba asistencia a consecuencia de una crisis epiléptica. De inmediato se dirigieron hacia él los médicos del conjunto asturiano para atenderle, a los que luego se unió el doctor Carlos Lariño, uno de los galenos del Deportivo. Minutos después, y tras recibir las primeras asistencias sobre la acera, el seguidor fue retirado en camilla y trasladado al hospital en ambulancia.

Casi al mismo tiempo llegaba el autobús del Deportivo, espoleado por los cánticos de ánimo. Juanfran y Andone fueron los primeros en acceder al estadio. Poco después bajó del vehículo Laure, que levantó los brazos hacia los aficionados para agradecerles las muestras de apoyo. Se encendieron varias bengalas y hubo una carga policial después de que algunos agentes trataran de alejarlas de entre la multitud. Dos seguidores deportivistas fueron identificados.