El Camp Nou, desafío mayúsculo para cualquier equipo, medirá el sábado la evolución experimentada por el Deportivo en las últimas semanas y especialmente tras la revitalizadora victoria ante el Sporting en la jornada previa al paréntesis en la competición. No es un escenario cualquiera, por la entidad del rival y del escenario y por la repercusión que obtiene un resultado positivo allí. La temporada pasada, el conjunto de Víctor Sánchez del Amo alcanzó el cénit de su propuesta con un empate trabajadísimo en el campo de los azulgrana.

Aquella igualada supuso un espaldarazo a un proyecto que después se diluiría al encadenar trece jornadas sin ganar. Ese golpe de efecto lo buscará también Gaizka Garitano para prolongar la efervescencia del triunfo ante el Sporting y por eso ayer arrancó la semana trabajando a conciencia el plan para asaltar el Camp Nou o al menos resistir.

En apariencia, no será muy diferente del que propuso el equipo la temporada pasada o el que presentó hace unas semanas en el Vicente Calderón ante el Atlético. En el estadio rojiblanco, el conjunto deportivista consiguió resistir casi toda la segunda mitad con un jugador menos gracias a un esquema defensivo que se le atragantó al conjunto de Diego Simeone.

Dos líneas muy juntas y ayudas constantes entre las diferentes posiciones frenaron al Atlético, que solo pudo descorchar el marcador cuando la fatiga redujo la capacidad de los blanquiazules para sostener ese sistema.

La receta no será diferente en el Camp Nou, donde la vistosidad ofensiva de las últimas jornadas quedará aparcada para obstaculizar al máximo el caudal atacante de los azulgrana. Garitano comenzó a ensayar la manera de frenar a los barcelonistas en la sesión de ayer en Abegondo, donde trabajó con todos los disponibles y en grupos diferenciados el sistema de basculaciones y ayudas que prepara para enfrentar al Barcelona.

Otra vez dos líneas muy juntas de cuatro jugadores cada una serán la manera de contrarrestar el poderío ofensivo rival. "Con estos hay que hacerse fuertes aquí", se le escuchó ayer a Garitano señalando el borde del área sobre la forma de resistir las acometidas de los jugadores de ataque azulgranas. "Cuando estoy dominado, tapo por dentro", recomendó.

El planteamiento, sin embargo, tendrá resquicios y concesiones según se ordene el equipo de Luis Enrique. La presión se adelantará siempre y cuando el Barcelona recule o juegue hacia atrás, de espaldas a la pelota. Ahí es donde insistió Garitano en la necesidad de que los extremos presionen en los robos para aprovechar la velocidad de los dos jugadores descolgados.

"Es la posición clave para atacar y defender", trasladó a sus jugadores sobre el papel de los jugadores más abiertos encargados de entorpecer la salida de balón de los azulgrana.

La concentración para sostener ese sistema debe ser máxima y así se lo trasladó Garitano a los jugadores para que estuvieran atentos a todas las posibles alternativas, especialmente a las incorporaciones desde los costados de los laterales rivales.