El Deportivo salió trasquilado de Balaídos en el derbi, castigado por la pegada que le falta a los de Garitano y le sobra al Celta. Otra vez sin patrón de juego y de nuevo errático en su planteamiento acabó a la deriva. Sin chicha ya desde la alineación inicial, los blanquiazules sucumbieron porque no poseen los argumentos suficientes como para cuestionar a los rivales. Sin referencias ofensivas, buscan sucedáneos que no les sirven para compromisos del calado de un clásico.

Explora posibilidades Garitano que le permitan paliar los problemas ofensivos que merman a su equipo, pero no encuentra el camino hacia el gol ni la manera de explotar unos recursos muy limitados. Prescindir del jugador más determinante en los últimos partidos no parecía tampoco la mejor manera de afrontar el problema, pero aún así Emre Çolak pasó de la titularidad a la grada para hacer hueco a Babel en la alineación.

Fue la enésima variante del entrenador vizcaíno, despachada como una "decisión técnica" en la sala de prensa, para buscar los goles que se le resisten a un equipo que ayer comprobó hasta qué extremo llegan las consecuencias de la extermporánea pérdida de Lucas Pérez. El Celta lo descosió a base de pegada y la inspiración de un Orellana que, él sí, se ha propuesto cubrir el hueco dejado por Nolito. La combinación de ambas descubrió todas las carencias de un Deportivo sin plan, que resistió el tiempo que le duraron las dudas al Celta y el efecto del tanto a balón parado de Abentosa, casi el único recurso ofensivo con cierta fiabilidad con el que cuenta Garitano a estas alturas del campeonato.

El técnico justificó sobre ese tipo de jugadas una alineación sorprendente, con Babel como teórico mediapunta y Fayçal acomodado otra vez sobre uno de los costados. Fue una pirueta más dentro del alambicado dilema en el que se encuentra inmerso el equipo, que resistió con más esfuerzo que suficiencia el arreón inicial del conjunto de Eduardo Berizzo.

Era Orellana el que más agitaba a los celestes partiendo desde cualquier lugar del frente de ataque, pero principalmente desde el costado izquierdo. Enseguida anticipó el menudo jugador chileno que por la banda defendida por Fernando Navarro había una veta por explotar, una que podía ahorrarles evitar un centro del campo superpoblado y alternativas más reducidas.

En una más que encaró al lateral izquierdo deportivista, superada la media hora, adivinó la llegada de Hugo Mallo por detrás cuando ya casi había metido a Navarro dentro de la portería de Lux de tanto que lo hizo recular. Antes ya había sembrado el caos en la defensa deportivista con una jugada por la misma banda que terminó con Wass rematando de cabeza y Lux salvando el marcador con una mano extraordinaria para mandar el balón por encima del larguero.

El Deportivo digirió el tanto mejor de lo que lo hicieron los propios celestes y a partir de ahí disputó los mejores minutos del partido.

Insistió sobre todo por los costados, sin apenas la intervención de un Babel que en su labor de mediapunta o interior naufragó de manera llamativa después de sus ilusionantes primeras actuaciones con la camiseta blanquiazul, y encadenó acercamientos. También algunas faltas laterales desaprovechadas, pero que anticiparon los problemas que atraviesa el Celta en este tipo de jugadas.

Se le atragantan las acciones a balón parado a los de Eduardo Berizzo y lo conocía de antemano Garitano, que ordenó una primera línea de remate con los hombres más altos casi en el borde del área pequeña y otra más alejada para aprovechar el rechace. Le salió bien cuando Albentosa cazó un lanzamiento de Fayçal.

El gol encendió al Deportivo, que entonces sí mostró un carácter más ambicioso y volcó el campo hacia la portería de Sergio. Contradijo a su técnico, que después del partido se desmarcaría con un lamento sobre lo poco de lo que dispone de tres cuartos hacia delante, y encadenó algunas buenas combinaciones entre Bruno y Juanfran por la derecha. En una de esas llegadas estuvo a punto de darle la vuelta al marcador por medio de un nuevo centro de Fayçal que no acertaron a rematar Andone ni Guilherme.

El partido parecía vivo cuando se alcanzó el descanso y se mantuvo en esa incertidumbre hasta que el Celta volvió a asomarse por el área deportivista. En una de esas un disparo golpeó en la pierna de Sidnei y el rebote fue a parar a la parte interior de su brazo. El árbitro no dudó y Aspas colocó de nuevo en ventaja su equipo.

A partir de ahí llegó el derrumbe completo del Deportivo, que transmitió una sensación de debilidad preocupante tratándose de un partido con la trascendencia de ayer en Balaídos. No le aguantó medio golpe al Celta a partir de entonces, que tampoco quiso tener piedad en cuanto vio que le podía endosar una goleada sonrojante al eterno rival.

Un contragolpe conducido por Jonny por la izquierda y remachado por Orellana en el área ante la pasividad de la defensa deportivista puso la puntilla al Deportivo y el segundo de Aspas en otro ejercicio de indolencia blanquiazul consumó el derrumbe.

No le quedaron demasiados arrestos al conjunto de Garitano a partir de entonces, que deberá ahora buscar la manera de recomponer al equipo y a sí mismo después de una bofetada como la de ayer. En el horizonte espera el Valencia en un partido con aroma a final ymuchos esperando con los cuchillos afilados cuando no se ha alcanzado todavía un tercio del campeonato. Tampoco en esta tiempo se ha visto una evolución del equipo, estancado ofensivamente y cada vez más debilitado atrás.

La duda radica ahora en saber cómo asimilará un revolcón así el conjunto deportivista y de qué manera digiere una situación en la que no se quería ver a estas alturas del campeonato, rodeado de dudas y con el ánimo tocado.