La de ayer fue la primera sesión al completo tras la decepción de Balaídos. La plantilla se entrenó el lunes, inmediatamente después de la derrota ante el Celta, pero con los jugadores divididos. Los titulares aún rumiaban el partido de Vigo refugiados en los banquillos mientras los suplentes se esforzaban en darle normalidad a un día gris. Solo la sonrisa de Joselu al ejercitarse por primera vez sobre el césped tras su lesión aportó algo de optimismo.

El ensayo de ayer, en cambio, se centró en exclusiva en la visita del Valencia el lunes a Riazor. Con todos disponibles excepto el delantero de Silleda, Gaizka Garitano dirigió una sesión muy exigente que arrancó con una charla a cargo del técnico deportivista de alrededor de media hora.

La intensidad se trasladó posteriormente al césped, donde el entrenamiento se alargó durante hora y media más con mucho protagonismo para el balón. Hubo sobre todo partidos a campo completo en los que no faltaron los golpes. Juanfran tuvo que ser atendido por los médicos a consecuencia de uno.

Contra el Valencia el equipo tendrá la primera oportunidad de maquillar su mal comienzo de temporada y recuperar parte de la confianza de los aficionados. "Es normal que la gente no esté contenta, como nosotros. Sabemos que todos los partidos son importantes pero ese con el Celta es especial, lo hemos perdido y es normal que nadie esté contento", reconoció ayer Bruno Gama acerca de la derrota en Balaídos y los malos resultados encadenados en el comienzo de la temporada.