Le hacía falta poco al Deportivo para mejorar con respecto a los compromisos más inmediatos del Camp Nou y Balaídos, pero al mismo tiempo estaba obligado por la mala imagen que dejó su paso por Barcelona y Vigo. Respondió a esa exigencia y ante un rival con galones, aunque en horas bajas. No le sirvió para ganar ni para coger aire en la clasificación, pero sí para levantar el ánimo después de dos tropiezos dolorosos, especialmente el del derbi. El empate del lunes representa un pequeño paso adelante para los deportivistas y abre un horizonte más despejado antes de viajar a Granada para un compromiso que marcará el futuro más inmediato del equipo.

Un comienzo desde cero. Germán Lux, suplente ayer por primera vez en la temporada, lo había reclamado en los días previos a la visita del Valencia: hacía falta resetear y comenzar de cero después de los varapalos en Barcelona y Vigo. El entrenador deportivista, Gaizka Garitano, sugirió lo mismo: una especie de catarsis colectiva para recuperar las sensaciones previas a la visita al Camp Nou. El empate del lunes no tuvo el efecto revitalizador del triunfo ante el Sporting, pero ayudará a sentar las bases para un nuevo comienzo que ayer tuvo su inicio en la alineación.

El once que aguardaba la grada. El equipo titular ante el Valencia se acercó bastante al que desde hace semanas se esperaba desde la grada. Lux cedió la portería a Tyton después de varios partidos siendo cuestionado por su falta de influencia para rescatar algún punto para los deportivistas. Luisinho entró en el lateral izquierdo en lugar de un Navarro al que el derbi terminó de orillar. Marlos volvió a tener protagonismo y Çolak recuperó un lugar en el once que había perdido por causas ajenas al propio juego. El giro le funcionó a Garitano, que podría haber encontrado un equipo más reconocible después de los vaivenes de este tramo inicial de la temporada.

Çolak, un pilar maestro. Sea lo que sea lo que pretenda construir el entrenador blanquiazul, el menudo centrocampista turco se presenta como una pieza irrenunciable. El ex del Galatasaray posee la cualidad de sostener un planteamiento, el que sea, liberando a otros jugadores incapaces de cargar con esa responsabilidad y enfocándolos a tareas más específicas. Ocurrió el lunes con Marlos y Bruno, que sin el engorro de encauzar el juego de ataque se dedicaron a encarar y ofrecer alternativas por los costados con los laterales.

Sin gol y con dudas en defensa. Las dudas más preocupantes que dejaron las visitas a Barcelona y Vigo fueron la perenne falta de gol y la debilidad defensiva mostrada por los deportivistas. Las dos las mantuvo el lunes ante el Valencia, aunque matizadas. Tuvo más ocasiones, aunque faltó de nuevo puntería para materializarlas, y por momentos al equipo le costó frenar a los visitantes. No interpretó bien las incorporaciones de los laterales rivales y se encerró demasiado sin necesidad. No ayudó un centro del campo que no termina de acoplarse. Pedro Mosquera cada vez posee menos presencia en el juego deportivista a pesar de que no para de correr y sumar más y más kilómetros en cada encuentro.