El Dépor estuvo a punto de hacer historia. Cayó de nuevo en el descuento, aunque esta vez es diferente. Duele, casi más que ningún golpe. Lo tuvo ahí y era el Madrid, el Bernabéu, la mayor de las cajas de resonancia. Pero también reconforta de cara al futuro cuando se disipe la niebla del aturdimiento. Joselu es una joya, estuvo a punto de coronarse, de emular a Pahíño, Alfredo, Manjarín, Pandiani o Diego Tristán. El grupo de Garitano dio la cara. Como pocas veces en los últimos años. Si se parece al equipo de esta semana durante gran parte de la Liga, le van a sobrar puntos para salvarse.

El técnico le dio vueltas, muchas. Çolak o Mosquera. Pedro o Emre. Al final le pudo el premio a la fórmula perfecta, la idea de mantener viva esa llama de la reacción, la continuidad de los once magníficos. El Dépor se había ganado el derecho a mirarle la cara al Madrid y dentro de sus posibilidades estaba dispuesto a hacerlo. Ayudaba que seguía subido a la ola de la goleada a la Real y que Zidane se había reservado a medio equipo pensando en el Mundialito. La gloria planetaria pesaba más que los debere domésticos. Había ventaja en Liga para los blancos, se podía arriesgar.

El Dépor se plantó respondón sobre el césped. Decía adiós a la apisonadora futbolística de hace una semana. No había ocasiones para Andone, pero sí mucho trabajo sucio con Ramos y Pepe. El equipo presionaba arriba por momentos, en otros intentaba tocar y en los menos, pero no tan escasos como se podría esperar, buscaba hacer daño. Esos eran los instantes buenos, también los había de sufrimiento, de repliegue, de aguantar una avalancha blanca a medio gas, pero siempre dañina. Asensio y James eran los más bulliciosos, algunos errores del Dépor los alimentaban y Morata estaba con la caña preparada. No pescó. De milagro. Dos cortes providenciales de Albentosa y Sidnei descargaron presión sobre un Tyton cumplidor y valiente.

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El equipo coruñés también tuvo las suyas. Un balón al palo de Borges, una arrancada de Babel que desnudó a Danilo, pero que acabó en resbalón en el área... El Dépor se mostraba, en algunos momentos estuvo cerca. Una pena porque no llegaba en exceso y el holandés daba la impresión de estar inspirado. Un talento desaprovechado. Pronto llegó el apretón final del Madrid del que el Dépor salió vivo y preparado para el segundo acto.

El conjunto blanco subió una velocidad tras el descanso. Lo justo, por momentos era imperceptible. Le llegó, es lo que suele pasar con los grandes. Albentosa y Borges le pudieron encimar, pero en medio metro Morata se inventó un golazo a la media vuelta. El Dépor estaba tocado, no reaccionaba, el Madrid, al trantrán, parecía vivir un día más en la oficina. En esta ecuación faltaba una variable, Joselu.

Fueron dos jugadas mágicas, dos fogonazos. Mérito de Garitano que vio que se le podía hacer daño con dos arietes arriba. Balones largos e igualdad numérica ante los centrales en jugadas aisladas. Andone tuvo la misma fe de siempre y le robó la cartera a la zaga blanca en una jugada al borde del reglamento. Habilitó a Carles Gil y este a un Joselu que empezó el recital con un remate imparable con el exterior. 1-1, había partido. Aún con la resaca del tanto, llegó otra jugada de fe de Andone y Joselu, esa pareja que promete grandes tardes en Riazor. El de Silleda le volvió a ganar a su par y batió por bajo a Navas. 1-2. Quedaba un mundo, no era imposible el tercer triunfo del Dépor en toda su historia en Liga en el Bernabéu.

El Madrid lo intentó, el Dépor resistía. Tan desesperado estaba el equipo blanco que recurrió a las peores artes. Una docena de piscinazos que, según el árbitro, no merecieron sanción disciplinaria por simular. Una entrada a Babel que pudo ser roja. Tampoco. Es el Bernabéu, es lo de siempre. Un balón colgado y empate de Mariano, que remató con lo que no quería, el hombro, y le salió perfecto. 2-2.

Quedan ocho minutos que podían ser mortales y lo fueron. El Madrid estaba decidido a ganar por lo civil y lo criminal. Hasta hubo una tángana en el área en la que a Lucas Vázquez no se le acordaron ni por un momento sus raíces coruñesas. Enajenado. Al final, tras un saque de esquina, llegó el tanto. El 3-2 mortal. De Sergio Ramos, ninguna novedad. El Dépor murió de pie. El sufrimiento tras el 1-2 era inevitable. El cambio de Andone por Mosquera buscaba defender con la pelota, no se consiguió el efecto deseado y liberó de preocupaciones defensivas a los madrileños. Es fútbol ficción, pero ahí pudo estar parte de un partido, del que el Dépor, al menos, mereció sacar un empate. Se viene de vacío, pero lleno de esperanza de cara a la salvación. Hay equipo.

Ficha técnica:

Real Madrid: Keylor Navas; Danilo (Marcelo, m.81), Pepe, Sergio Ramos, Nacho; Casemiro, Kroos; Marco Asensio (Lucas Vázquez, m.66), Isco (Mariano, m.72), James; y Morata.

Deportivo: Tyton; Juanfran, Albentosa, Sidnei, Fernando Navarro; Borges, Guilherme, Colak (Joselu, m.58), Carles Gil; Babel (Fajr, m.82) y Andone (Mosquera, m.74).

Goles: 1-0, m.50: Morata. 1-1, m.63: Joselu. 1-2, m.65: Joselu. 2-2, m.84: Mariano. 3-2, m.92: Sergio Ramos.

Árbitro: Jaime Latre (colegio aragonés). Amonestó a Morata (70) por el Real Madrid; y a Borges (25) y Albentosa (59) por el Deportivo.

Incidencias: encuentro correspondiente a la decimoquinta jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 67.174 espectadores.