"A veces algo estropeado hace que todo funcione". Un Dépor-Burgos de 1972, un camión averiado, una carretera perdida del norte, un transistor que no funciona, un amor a primera vista y banderas, muchas banderas blanquiazules. La Quiniela está de cumpleaños y lo hace de la mano de una historia muy deportivista. La radio es uno de los siete anuncios con los que Loterías y Apuestas del Estado apela a los sentimientos para celebrar el 70º aniversario de un juego, a medio camino entre el azar y la sapiencia balompédica, que es difícil despegar de la vida cotidiana y de la historia del fútbol español en las últimas décadas.

"¿Por qué el Dépor? No íbamos a hacer una acción publicitaria solo para Real Madrid y Barcelona", desliza Diego Martínez, director creativo y mente pensante de esta campaña realizada por la agencia RKpeople. "Teníamos claro que Galicia iba a estar en una de nuestras historias y el Deportivo es una de las referencias. Hay muchísima tradición futbolera en esa zona y, aunque ahora mismo solo hay dos equipos en Primera, el resto ha tenido mucha presencia en el boleto. Compostela, Racing...".

"Llevamos cuatro años trabajando para quinielas y no hay nada que funcione mejor que ponerle emoción, que generar empatía". El publicista avanza también algunos de los resortes psicológicos que han tocado en una campaña "de historias ficticias, pero que podrían haber sido perfectamente reales" y con las que más de uno ha dudado. "Hay quien no lo tiene claro aún y no es mala señal; significa que hicimos muy bien nuestro trabajo. Siento decepcionarlos, pero son mentira. Salieron de mi puño y letra", confiesa quien reconoce haber jugado con cierta ambigüedad en la primera remesa de anuncios que vio la luz en 2016. "Queríamos hacerlos de tal manera que pudieran haber ocurrido y lo logramos. De hecho, ese flechazo entre una encargada de un bar sin ni siquiera televisión y un esforzado aficionado coruñés es la única trampa en una recreación con un flashblack de 45 años. Todo lo demás, el contexto que se le dio, es fiel a lo ocurrido.

Ese Dépor-Burgos existió y realmente ambos equipos se jugaron el descenso en Riazor en la última jornada. Fue un 14 de mayo y curiosamente el conjunto coruñés llevaba una camiseta sin publicidad pero prácticamente idéntica a la que porta hoy en día. Aquel proyecto comandado por un novel Arsenio había subido una temporada antes con el gol de Beci ante el Rayo y se estaba metiendo de nuevo en problemas. El ascensor abría sus puertas, pero ese equipo lleno de coruñeses y gente de la casa estaba decidido a contradecir a su historia reciente para seguir, al menos, otro año más en la elite. Y lo consiguió.

Seoane, Manolete, Beci, Luis, Cholo, Cervera, Cortés, Rubiñán, Belló... Es inagotable la lista de futbolistas que saltaron al campo aquel día y que han dejado huella. El Deportivo y el Burgos empataron. 0-0 y ambos se salvaron. El Sevilla, el condenado. "La alegría es grande porque pasamos por serias dificultades. Hoy (por ese día) dominamos, pero jugamos mal", admitía pleno de sinceridad Arsenio tras lograr su primera salvación en la elite, no sin haberlo pasado muy mal. Nada nuevo para él.

El grupo había tocado fondo ante el Barça, pero se rehizo y su esprint antes de la meta estuvo lleno de fútbol y amor propio. Una derrota injusta en el Pizjuán en la penúltima jornada le llevó a jugársela en la fecha final. La igualada ante los burgaleses fue la rúbrica a tres victorias seguidas en Riazor ante Valencia (3-0), Granada (2-0) y Madrid (1-0), segundo, sexto y primer clasificados, respectivamente. El desenlace pudo parecer insulso. El mérito, en su trayectoria previa.

"Hasta teníamos decidido cuál iba a ser el pueblo, estaba a medio camino entre A Coruña y Burgos. Los viajes por esas carreteras en los años 70...". Diego Martínez, con orígenes en Asturias y Galicia, admite que se cuidaron todos los detalles posibles para rodear de realidad a una historia ficticia. Solo faltaba un ingrediente, el más importante, y tampoco se escatimó en él: "En otras historias tratamos la pérdida, el apego a unos colores... Pero pocas cosas más potentes que ese momento que se conocen, esos amores para toda la vida". Como el de un seguidor por su equipo.