Hemos desperdiciado una gran ocasión para conseguir la primera victoria fuera de Riazor y terminar la primera vuelta con un margen de puntos tranquilizador. No hemos sabido competir durante más de una hora frente a un equipo con muchas bajas de jugadores titulares. Solo lo hicimos al conseguir el gol del empate en el minuto 69, y sobretodo a partir de la expulsión de Aythami. El Deportivo me recordó al equipo ramplón de principio de temporada. Por otra parte, muy difícil es ganar un partido si en más de 90 minutos solo tiras a gol tres veces y un único disparo va entre los tres palos, que fue el gol.

De entrada, y por lo visto durante el partido, el Deportivo tenía un desconocimiento total de cómo juegan los equipos de Setién porque no supo neutralizar ni combatir la mecanización de sus acciones y movimientos. Desperdició casi todo el primer tiempo replegando y presionando mal, sin apenas realizar las entradas, anticipaciones e interceptaciones oportunas y al recuperar balón sin imprimir velocidad al juego, sin desmarques y cambios de ritmo y orientación lo que propició que las ocasiones brillaran por su ausencia (solo dos tiros y por fuera).

En el segundo tiempo el ritmo de juego siguió siendo lento y sin crear ocasiones y el único desplazamiento en perpendicular al desmarque de ruptura de Andone terminó en gol. A partir de ahí pasó a jugar replegado y la contra, pero la inmediata expulsión de Aythmi propició un cambio ofensivo, se jugó más por bandas, sobre todo por la derecha al poder adelantar su posición Juanfran pero sin acierto para poder ganar el partido.

Una vez más quedó claro dónde debe jugar Çolak. La efectividad de las estrategias en los saques de esquina sigue siendo nula y menos mal que se sigue cumpliendo la máxima de no poder ganar, no perder.