Otra auténtica final le espera al Deportivo el sábado en Riazor, la tercera de la temporada tras las dos anteriores frente al Sporting de Gijón y la Real Sociedad. En este caso el rival será el Alavés, flamante finalista de la Copa del Rey y auténtica revelación de la Liga, en la que avanza cómodamente instalado en la zona media de la tabla con once puntos de renta sobre el descenso. A eso aspira el Dépor, a volver a abrir brecha con respecto a las posiciones de condena, actualmente a solo tres puntos, es decir, a tiro de un solo partido. El conjunto coruñés necesita ganar con urgencia. Todavía no lo ha hecho en 2017 y todo lo que no sea sumar los tres puntos frente a los vitorianos será otro paso atrás en sus aspiraciones de salvación. Sin margen de error recibe al Alavés, igual que ocurriera anteriormente frente al Sporting y la Real Sociedad. También eran finales y el Deportivo las ganó. Es muy fiable bajo presión el conjunto blanquiazul, como si necesitara verse con el agua al cuello para sacar adelante los partidos.

Tan necesitado como ahora estaba la escuadra de Gaizka Garitano cuando recibió a los asturianos en la séptima jornada. Venía de sumar solo un punto en las cuatro anteriores citas y no podía fallar frente a un rival directo contra el Sporting si no quería meterse de lleno en el fango de la zona conflictiva. Cargó sin tregua el Dépor hasta encontrar in extremis el premio en forma de victoria, gracias a un golazo de Ryan Babel en el tiempo de descuento (2-1). Con mucho sufrimiento, pero con total merecimiento, se embolsaba tres puntos imprescindibles para cuadrar las cuentas por la salvación y para tomar algo de aire, anímica y clasificatoriamente.

'Manita' y noche redonda

El panorama también era oscuro en la jornada 14, con Gaizka más cuestionado que nunca antes del duelo frente a la Real Sociedad. Era un choque de máxima dificultad, contra uno de los equipos más en forma del campeonato, pero al verse de nuevo contra las cuerdas el Deportivo supo sacar su mejor versión y despachó a los vascos por un contundente 5-1. Fue una noche redonda para los coruñeses. Les salió todo, y a su rival, casi nada. Supieron maniatar por completo a uno de los gallitos de la Liga para el deleite de la afición blanquiazul, que ese día disfrutó como nunca esta temporada. Merece bastantes más alegrías la hinchada coruñesa, ejemplar en su fidelidad y muy por encima del equipo desde hace tiempo.

Al Dépor le quedan 17 partidos, de los cuales diez tendrán como escenario Riazor, incluido el aplazado frente al Betis a consecuencia de los destrozos en las cubiertas del estadio ocasionados por el temporal. O lo que es lo mismo, el equipo blanquiazul disputará en A Coruña tres partidos más que a domicilio, lo que en teoría supone una pequeña ventaja en su carrera hacia la permanencia. Únicamente el Granada, que anoche cayó goleado en Ipurua, ha sumado menos puntos que el Deportivo a domicilio. Solo tres han arañado los andaluces en sus desplazamientos, dos menos que los de Gaizka lejos de Riazor. Todavía se le resiste a los coruñeses su primera victoria de la temporada como visitantes pese a haber estado cerca de conseguirlo en varios estadios, como el Nuevo Los Cármenes, el Santiago Bernabéu o, sin ir más lejos, San Mamés el pasado fin de semana.

El sábado de la próxima semana tendrán una nueva oportunidad en Butarque, frente a un rival directo como el Leganés. Antes de hacer las maletas para esa nueva salida, al Dépor le toca hacer los deberes en Riazor ante el Alavés. Será la cuarta vez que ambos se ven las caras en el presente curso y los tres precedentes, uno en Liga y dos en Copa, acabaron en empate, pese a lo cual los vascos avanzaron en el torneo del KO gracias al valor extra de los goles en campo contrario. Vienen de perder 0-6 en casa contra el Barcelona, su rival en la final de Copa, pero llegan sin la presión de tener que ganar como sea. No están obligados. El Dépor, sí.