Hace una semana Pepe Mel todavía no era entrenador del Deportivo. Llegó el pasado martes a mediodía, justo a tiempo para firmar su contrato, ser presentado en Riazor Riazor y marcharse directamente a Abegondo a dirigir su primer entrenamiento. Desde entonces muchas cosas han cambiado, para bien, en el equipo coruñés. Empezando por su situación clasificatoria, menos dramática al haber sumado cuatro puntos ante Atlético y Sporting. Tras tocar fondo en ButarqueButarque, el Dépor supo levantarse de inmediato apoyado en el impulso del nuevo técnico, que ha sabido reanimar a todo el grupo, en especial a hombres importantes que venían desempeñando un papel secundario.

Dio minutos a Álex y Laure el pasado miércoles, repescó para el once inicial a Fayçal, y ha logrado recuperar la mejor versión de Pedro Mosquera. El coruñés brilló contra el Atlético y ayer volvió a completar otra gran actuación, redondeada con un gol que vale su peso en oro. Tres puntazos que no habrían viajado a A Coruña de no ser por la mano salvadora de Germán Lux, otra más, después de la que sirvió para evitar la derrota ante el Atleti. Ayer el argentino realizó otro paradón determinante, esta vez para rechazar un disparo a quemarropa de Traoré en la recta final.

Al margen de esos dos nombres propios, la metamorfosis del Dépor se explica por un gran crecimiento colectivo en los últimos dos partidos. Después de bajar los brazos en Leganés, el equipo salió a morder frente a Atlético y Sporting, mucho más intenso en las disputas y demostrando una capacidad de sacrificio enorme, inyectando además las dosis justas de oficio que tanto le hacían falta.

Ayer los de Mel volvieron a vaciarse sobre el terreno de juego para acabar celebrando la primera victoria de 2017 y también la primera a domicilio de la temporada. Cuatro puntos que sirven de recompensa y refuerzan la autoestima del grupo para seguir con la escalada el miércoles ante el Betis. El Dépor es ahora un equipo mucho más físico y ese gran desgaste que realizó ante Atlético y Sporting es lo que más preocupa a Mel de cara al inminente duelo ante el conjunto de Víctor Sánchez.