"Hace una semana estaban cabizbajos, ahora ríen y ya programan comidas, hay que bajarlos un poco al suelo". Cada palabra un resorte. No es activar, es dónde, cómo, qué. Mosquera, Lux, Fayçal, Arribas, Luisinho, hasta Garitano... Muchos son los nombres propios de la semana del resurgimiento, pero ninguno se acerca a José Mel Pérez. Pepe llegó tocado por la inactividad a una zona de desesperación. Donde todo el mundo acertaba a ver problemas, él solo adivinaba oportunidades. Y, mientras los partidos se agolpaban, él abrió las puertas de la titularidad y aireó el vestuario. También se dedicó a "quitar vendas negras" y a meterse en la mente de sus jugadores. No sobraba el tiempo. El fútbol sale por los pies pero nace en la cabeza. Fue a la raíz del problema y sigue haciéndole las curas a tanta herida sobre herida a medio cicatrizar. De momento, 4 de 6 puntos y ya busca el necesario sobresaliente mañana. Una victoria, media salvación.

¿Quién hubiera imaginado hace dos semanas un Dépor renacido con Mosquera, Lux, Fayçal, un Emre a medio gas, Guilherme en la grada y sin contribución de los fichajes de invierno? La paradoja explica gráficamente que a este tipo de crisis hay que darles soluciones internas con un toque externo. Y siempre necesitan la inestimable ayuda del viento de cola, el que no tuvo Garitano. Mel tuvo el detalle de reconocerle su labor cuando aún se estaba limpiando las botas en el felpudo. Más de uno lo podrá considerar un detalle de cara a la galería. El tiempo hablará por el nuevo técnico pero pocos o ningún colega se suele acordar de manera expresa de su antecesor cuando ya ha pasado una semana. Bien por él. Tanto por el detalle como por su labor. El Dépor aún racanea fútbol y verticalidad, pero en seis días no es fácil sumar puntos, reactivar y blindar al grupo, ganar en el control de los partidos, conseguir que crean y recuperar a veteranos para la causa.

A Mosquera lo liberó Andone. Tan mentales eran las barreras que no se empezó a ver al coruñés hasta que el rumano batió a Oblak. Uno de los renacidos, uno de los que cogió la mano que le tendía Mel. Ese gol le desencadenó, le dio confianza. Empezó a soltarse, a tapar huecos, a hacer menos largo al equipo, a facilitar la transición en la salida... Todo a partir de una jugada en la que ni siquiera intervino y que vio como un espectador más. Una resurrección sorprendente por su historial reciente, no por la calidad que atesora. Pedro es un futbolista para construir un equipo en torno a su fútbol, pero tiene que parecerse mínimamente a sí mismo. Hasta ahora ni él se reconocía en el espejo.

La vida de Fayçal discurre paralela. Vinieron de Elche, pidieron paso a su llegada y esta semana han vuelto a resurgir, aunque la vuelta del marroquí haya sido más tibia. Le sigue sobrando hiperactividad en algún momento pero está fortaleciendo la media blanquiazul. Aún se espera una mejor versión, su pulmón extra no sobrará este miércoles.

Ni él ni el coruñés ni Lux pueden decir que no tuvieron oportunidades con Garitano. Los tres arrancaron como titulares y capitales. Su escaso bagaje los fue dejando por el camino. El único al que rescató Gaizka antes de irse fue al argentino. Sus manos salvadoras ante Torres y Traoré son tesoros para cualquier deportivista. Agradecidos. Pero su huella, aún fresca, va más allá. Ha sido faro y guía en unos días inciertos para un grupo huérfano de referentes.

Víctor, Andone y la distensión

Mal hará el equipo y el deportivismo si cree que está todo hecho. Queda mucho por sufrir. Es innegable la satisfacción por la reacción, por los puntos y por la intuición de un cambio de tendencia que debe hacerse más patente, pero no puede obnubilar. Mañana llega Víctor Sánchez del Amo. Su primera visita fue con el Dépor arrollador de Babel y no se pueden comparar situaciones. Será mejor o peor técnico, es incuestionable que conoce el vestuario y demostró que sabe plantear partidos que se atragantan como ninguno. Juega a su favor que el Betis llega descansado. Se repite la historia del domingo, aunque en A Coruña. Es imprescindible vencer para terminar de respirar y para meter a más rivales en una pelea que se estaba tornando peligrosamente solitaria. El paso de los días difumina el recuerdo pero el Dépor necesitará mucho de Andone y de esa rabia que muestra siempre. Fue el alma frente al Atlético. Mel le dio media hora de descanso en Gijón y Riazor anhela ver de nuevo a ese líder que marca y que se juega la vida en cada balón. Con el corazón, con el suyo y el de la grada.