Alguna vez le tenía que tocar al Deportivo recuperar algún punto de los muchos que se le escaparon de las manos en los últimos minutos en una temporada cargada de errores arbitrales en contra. Ayer no falló el colegiado. Acertó al señalar el penalti sobre Celso Borges, por mucho que se queje Víctor Sánchez. El tico transformó la pena máxima en el 92 para arañar un punto que, tal y como se puso el encuentro, vale su peso en oro. Sirve para prolongar la escalada del Dépor desde la llegada de Pepe Mel, con tres partidos seguidos sumando que han servido para ampliar a cinco puntos la brecha sobre los puestos de descenso.

Revitalizado por los resultados ante Atlético y Sporting, el Deportivo recibía al Betis con el objetivo de dar continuidad al efecto Mel con otra victoria para confirmar definitivamente el despegue. Era una bala en la recámara ideal para distanciarse de los puestos de descenso y recuperar toda la tranquilidad. El Dépor llegaba a la cita bastante más cansado que su rival después de dos partidos de alta exigencia muy seguidos, pero sabía que valía la pena otro esfuerzo. Sin embargo, fue el Betis el que entró más intenso en el partido y mucho mejor posicionado.

Arropado por tres centrales, Víctor estiró a Piccini y Durmisi para ganar amplitud y profundidad. Los laterales béticos fueron dos problemas gordos para el Dépor. Entraron mucho en juego para arrastrar a sus compañeros a campo contrario, sin generar ocasiones pero llevando el peso del partido de forma clara. Se sentía cómodo el conjunto andaluz. Todo lo contrario que el coruñés, muy replegado y sin capacidad para salir con el balón jugado desde atrás. Muchos pelotazos en largo, demasiados, para que Andone se peleara él solo contra el mundo. El rumano los corrió todos cargado de fe, como siempre, pero con ese único argumento ofensivo era prácticamente imposible sorprender al Betis. Brasanac fue el más activo de los visitantes en el arranque, protagonizando un par de llegadas peligrosas, sobre todo un lanzamiento raso que atajó Lux con seguridad (m.11).

El Dépor tardó casi media hora en darse cuenta de que solo por inercia no iba a sacar adelante el partido. Necesitaba subir mucho sus niveles de intensidad y fútbol. Echaba de menos a Carles Gil y Emre Çolak, dos faros ofensivos apagados hasta el tramo final de la primera mitad. En realidad, ningún blanquiazul fue capaz de echarse al equipo a sus espaldas. Ni siquiera el renacido Mosquera, bastante más preocupado de defender y de mantener la posición que de lanzar los ataques coruñeses.

Al Dépor le costó mucho entrar de lleno en el partido, pero cuando lo hizo fue para crear peligro de verdad. Se lanzó al ataque en el último cuarto de hora previo al descanso. Juanfran y Borges, desde lejos, avisaron antes de que Andone se inventara una acción personal que acabó con el balón en el palo de Adán (m.43). Susto grande para el portero bético, que dos minutos después evitó el 1-0 respondiendo con agilidad a otro lanzamiento lejano de Juanfran. Del agobio local se pasó al asedio sobre la portería visitante, confirmando el Deportivo un crecimiento colectivo que invitaba al optimismo de cara a la segunda parte.

El partido estaba para el primero que marcara. Se iba a decidir en cualquier mínimo detalle. El Deportivo tenía por delante 45 minutos largos para derrochar carácter. Le iba a hacer falta todo el empuje del mundo después de tantos esfuerzos acumulados en los últimos días. Más igualado que el primer acto comenzó el segundo, con alternativas para los dos equipos y llegadas a las dos áreas, aunque ninguna demasiado clara. Definitivamente Carles Gil ganó protagonismo, igual que Çolak, quien en el 56 se sacó un latigazo con el que casi sorprende a Adán. Los dos futbolistas más creativos del Dépor tiraron del equipo hacia adelante. No lo hicieron solos. Andone siguió siendo un incordio constante para los defensas rivales, Fayçal trató de ofrecerse por dentro para asomarse al área y los dos mediocentros, Mosquera y Borges, acabaron de imponerse en la zona ancha para volcar el campo hacia el área visitante. También los laterales, Luisinho y Juanfran, empezaban a pisar con frecuencia campo contrario.

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El Dépor salva un punto en el descuento ante el Betis

El Deportivo acumulaba méritos suficientes como para ponerse por delante en el marcador, como tantas otras veces esta temporada, plagada de desenlaces amargos, por lo general sin correspondencia entre lo sucedido en el terreno de juego y el marcador final. Un fantasma que planeó durante toda la etapa de Gaizka Garitano y que ayer regresó de repente para dejar al equipo coruñés tocado. El mazazo llegó en el 70, en una acción aislada, un córner mal defendido que Piccini aprovechó para anotar el 0-1 con la involuntaria colaboración de Borges. El costarricense desvió el disparo lo justo para que entrara pegado al poste, imposible para Lux. Duro castigo parar los blanquiazules, que tenían 20 minutos por delante para tratar de salvar al menos un punto. Y eso hicieron. Para ello entró de inmediato Joselu, con la misión de acompañar a Andone en ataque en busca de gol. Casi lo encuentra Ceballos para el Betis en el 77. Le ganó la espalda a la zaga coruñesa y remató ligeramente desviado. La respuesta, de Joselu, fue doble, primero una chilena que Adán atajó con apuros y luego una volea a las nubes.

Cargaba el Dépor con todo lo que le quedaba, incluido Ola John, recurso de última hora para enviar balones al área. Alguno colgó pese a su resbalón de turno. Andone acarició el empate y Sanabria pudo sentenciar antes del penalti sobre Borges que el costarricense se encargó de transformar (m.92). Justo premio a la insistencia del equipo coruñés, que ya no tuvo más tiempo para completar la remontada.