Hay partidos que sirven para invertir tendencias, otros que permiten confirmarlas y también los hay que excluyen las dinámicas de los equipos que los enfrentan. Todo eso cabe en un derbi como el que se disputará esta tarde en Riazor (18.30 horas). Deportivo y Celta comparecen al segundo clásico gallego de la temporada en su momento más dulce. Los blanquiazules, revitalizados con la llegada de Pepe Mel y tras haber sumado ocho puntos en los últimos cuatro compromisos; los celestes, orgullosos después de clasificarse para los cuartos de final de la Liga Europa.

La ocasión se presenta irrenunciables para los dos: prolongar su estado de gracia a costa del eterno rival. Los deportivistas lo ven si cabe más apetecible tras la metamorfosis experimentada con el aterrizaje de Mel. El equipo se mantiene invicto desde que el madrileño tomó las riendas, ha ganado dos partidos de cuatro y en la última jornada se impuso al Barcelona en una tarde en la que se congració con Riazor después de los numerosos desencuentros de la temporada.

Llevarse el derbi compensaría todas las decepciones anteriores, incluida la dolorosa derrota en el clásico de Balaídos. El Deportivo le devolvería el golpe a los vecinos, se colocaría más cerca de los celestes en la clasificación y allanaría el camino de una salvación hasta no hace mucho comprometida.

Pepe Mel afrontará una nueva prueba esta tarde. Del Celta no hay la mínima duda de cómo se despliega en los partidos, de cuál es su intención. El Deportivo del madrileño parece que adoptará una identidad más maleable, sujeta a los condicionantes del rival. El técnico blanquiazul no jugó de la misma manera ante el Atlético que en Gijón y no parece que lo haga de igual forma hoy que frente al Barcelona. Esa filosofía se trasladará a la alineación, en la que parece que no habrá hueco para un mediapunta clásico. Çolak, habitual en el once hasta el partido contra los azulgranas, no estará. Carles Gil, titular el domingo pasado, tampoco. Lo más probable es que Álex Bergantiños obtenga premio a su excelente partido contra el Barça y forme el centro del campo junto a Pedro Mosquera. Por delante estaría Celso Borges en el papel de comodín que permita equilibrar al equipo y ganar presencia en el área contraria.

Enfrente, un Celta que no reservará nada tras su clasificación para los cuartos de final de la Liga Europa y que tan solo ha tenido dos días para preparar el partido de esta tarde en Riazor.