Germán Lux (Carcarañá, 1982) atravesaba hasta no hace mucho uno más de esos baches que lo han perseguido desde que aterrizó en el club hace seis temporadas. Despojado de la titularidad tras arrancar el curso por delante de Tyton, su suplencia parecía el epílogo a su etapa como deportivista. Regresó al once antes de la llegada de Pepe Mel y ha firmado actuaciones convincentes que dejan en el aire una renovación que sueña con terminar firmando.

- ¿Se acaba uno acostumbrando a perder y recuperar la titularidad?

-Si uno no se acostumbra, mal lo llevaría. El fútbol da muchas vueltas; yo tengo una frase de cabecera: 'El fútbol son momentos'. No todo depende de uno mismo, esto es un deporte colectivo donde las decisiones también pasan por los demás. Uno tiene que trabajar y lo principal es entrenar, el entrenamiento es lo más importante para estar siempre preparado y bien para poder competir; después las decisiones son de los entrenadores y tenemos que respetarlas. Eso no quiere decir que a uno le gusten todas las decisiones, pero hay que respetarlas.

-¿Llegó a desanimarse tras empezar de titular y perder el puesto?

-No. Hay que saber que el puesto del portero es bastante ingrato y que unas veces te toca estar y otras salir. Es lo que tiene esta posición: cuando se sale cuesta recuperar el puesto. Traté de ser positivo y ayudar a los compañeros, que es lo que hago siempre y lo que me sale hacer. Son los valores que tengo y los valores que me han inculcado mis padres desde pequeño.

-¿Se han impuesto las rotaciones también en la portería?

-Los equipos están optando por, en lugar de tener dos porteros y uno del segundo equipo, tener tres porteros en la primera plantilla. Puede ser que se esté evolucionando en ese sentido y que el puesto de portero sea como uno de campo y pueda haber más rotaciones.

-¿Cree que esa nueva tendencia favorece al portero?

-Yo tengo una opinión formada: cuanta más continuidad y más ritmo de partidos se tiene, mejor. Puede que esto vaya variando con el paso de los años porque seguramente el fútbol de aquí en diez años no sea el mismo que el de hoy en día.

-¿Se ha sentido determinante tras su regreso a la titularidad?

-Son cosas que pasan, eso no quiere decir que antes los porteros no fuéramos determinantes. Esto son rachas y dinámicas, pero sí que es cierto que cuando uno no está en su mejor momento individualmente condiciona al equipo. Cuando todos no estamos en nuestro nivel, el equipo baja mucho. Eso es lo que nos ha pasado, porque hemos tenido partidos muy buenos. Las sensaciones no eran que hacíamos el ridículo dentro del campo, eran bastante buenas, pero los resultados no. Nos metimos en esa dinámica, pero con la reactivación que hubo con la llegada del nuevo entrenador hemos podido salir un poco.

- ¿La mejoría del equipo se basa exclusivamente en una cuestión anímica?

-El factor fundamental para cualquier jugador es tener bien la cabeza. Si un jugador está bien anímicamente, va a rendir aún mejor. Pero es un poco de todo, es la reactivación, es empezar todos de cero...

-¿Qué pasó en el derbi?

-Fue una pena perder en un partido que, sinceramente, fue bastante plano, sin ritmo. Veníamos con la intención de hacer otra cosa y nos ha dolido, pero tenemos que aprovechar esta semana para trabajar,

- Se ha criticado especialmente el planteamiento de Pepe Mel por demasiado respetuoso con el rival...

-No, no, no creo que sea eso. En mi carrera he jugado varios River-Boca y se dan de todos los colores. Todos los partidos son distintos. He tenido clásicos aburridos o sin ritmo, muy trabados, y hemos tenido otros más abiertos o con más goles. En este caso se dio un derbi en el que queríamos imponerles nuestra intensidad y nuestro ritmo aprovechando que el Celta venía de un viaje con poca recuperación, pero los partidos a veces se plantean de una manera y se dan de otra.

- ¿Tanto le molestó la celebración de Iago Aspas en el gol?

-Me molestó más la tarjeta que me sacó el árbitro por decirle que para mí eso es incitar a la violencia y que lo tendría que haber amonestado. Año tras año, yo ya llevo seis temporadas aquí, y en los derbis la gente se ha comportado bastante bien, sin violencia, que es lo que nosotros fomentamos dentro del campo también. Esas cosas a lo mejor no ayudan, pero no me meto en la celebración de cada jugador. Él tendrá sus motivos, pero yo no los comparto.

-El resto de sus compañeros parece que no le dieron mayor importancia...

-No es así, no es así en absoluto. Te acaban de hacer un gol y lo que quieres es levantar esa situación, no observar cómo celebra un gol el equipo rival.

-¿Se acerca el momento decisivo de la temporada con los siete partidos de abril?

-Lo más importante ahora es seguir partido a partido. De nada nos sirve pensar en el Granada si no vamos a Valencia a competir . Lo que tratamos es de concienciarnos para sumar en todos los partidos que juguemos. Nos viene bien enfocarnos en el Valencia y pensar solo en eso.

-¿A usted no le despista el tema de su renovación?

-Ya es la sexta temporada y me siento muy bien. Lo he repetido miles de veces, no soy solo yo, es también mi familia, es como si estuviéramos en casa. Respeto y quiero mucho al Deportivo, son muchos años y me encantaría quedarme, pero no depende solo de mí. Hay que centrarse en la temporada y en alcanzar el objetivo.

-¿Qué pálpito tiene?

-Las sensaciones me las guardo y me gustaría reservarme sobre este tema. Tengo que centrarme en el entrenamiento y no estar pensando si me voy a quedar o voy a irme, aunque en determinados momentos lo pueda tener en la cabeza porque tengo una vida detrás y una familia. No quiero apartarme del objetivo principal, que es dejar otra vez al Deportivo en Primera.

-El que agradecería su renovación sería Fede Cartabia...

-Lo viví bastante de cerca. Si me cruzaba a alguien del club, le he dado mi opinión acerca de Fede Cartabia. Es una alegría, me puse muy contento de que el Dépor se haya hecho con él por muchos años. No se van a equivocar, es un jugador con muchísimo futuro, tiene que explotar de una vez y tener esa continuidad de jugar dos temporadas seguidas para realmente alcanzar el nivel que él tiene.