Vive en la comarca de A Coruña y está estos días en Valencia. Se formó en Mestalla y se hizo un nombre en Riazor. Un viaje de ida y vuelta y de sentimientos encontrados en el que se embarcó Fernando Martínez (1967) cuando con 25 años le dijo sí a Lendoiro. Ayer estuvo en Paterna con responsables de la cantera y verá el partido del domingo en directo. Pocos mejores para analizar el duelo y la llegada de su amigo Voro al banquillo ché.

- ¿Es verdad que hizo de celestina entre el Dépor y Voro?

-No sé si tanto, pero había estado con él cinco años en el Valencia y teníamos mucha amistad. Arsenio me preguntó porque lo consideraban un jugador interesante para el Dépor y quería saber cómo era como compañero y como persona. Me pidieron consejo.

- Y hubo más consultas, ¿no?

-Claro, con la amistad que tenía y tengo con Voro... Me preguntó '¿qué tal es aquello? ¿Llueve mucho por allí?' Y yo le dije 'no, no llueve nada' y luego cuando llegó, se encontró el peor año (se ríe).

- ¿Ya se lo ha perdonado?

Sí, yo creo que ya se le ha olvidado. Después de tantos años... Cuando vino éramos vecinos en Santa Cristina, acababa de tener una niña y muchas veces comíamos juntos. Fuimos felices. Él estuvo muy a gusto e hizo muchas amistades, que aún conserva.

- ¿Qué tal lo ve como técnico ché? ¿Qué le dio al equipo?

-Lleva muchos años en el Valencia y, con las situaciones que la entidad estaba atravesando, era el hombre que más conocía al equipo y al club, tanto por dentro como fuera. A veces lo importante no es tener un técnico con nombre. Voro estaba siempre como sustituto de los que caían aquí; la situación le ha permitido tener continuidad, no solo ser un interino. Él ha sido importante para que el equipo no se descompusiese y saliese a flote en los momentos difíciles. A los jugadores les hizo ver que ni son tan buenos como ellos pensaban ni tan malos como la gente los ha pintado. Entre eso y potenciándoles lo que hacen bien ha podido sacarlo adelante. Pero no hay que dormirse.

- Ni ellos ni el Dépor, ¿no?

-Claro. Que los primeros partidos saliesen bien no quería decir que hubiese mejorado. Cuando llega un técnico nuevo la reacción es grande porque algunos no cuentan y van a disfrutar de la oportunidad de tener minutos, eso hace que se note la actitud, la reacción. El equipo lleva los puntos que muchos esperaban, lo que pasa es que quizás no contaban con los tres del Barça y sí con los del Celta, lo digo por la forma en la que venía el grupo.

- ¿Cómo vio el derbi?

-A la gente le pudo molestar que ante el Barça, que había jugado en Europa, el Dépor saliese de una forma tajante y contundente, a presionarles y con una actitud muy positiva y contra el Celta, actuando en Europa League y un día más tarde, el equipo, no rácano, pero sí que jugara a verlas venir y con un poco de temor. Son momentos. Todos los equipos de abajo quieren que esto acabe y hacer borrón y cuenta nueva; otros proyectos e ideas.

- El Dépor quiere aprovechar la presión que ejerce Mestalla sobre sus jugadores. ¿Es posible?

-Es como cualquier afición. Cuando todo va bien son unos fenómenos y cuando las cosas se tuercen, el público puede hacer sentir presionado al jugador.

- ¿Un pronóstico?

-Si lo supiera haría quinielas. Están en la misma situación. El Dépor parecía tomar aire y llegó el derbi. El Valencia ganó dos o tres y pensaba que iba a cambiar la cosa, pero se estancó. La gente puede ver un empate, no me atrevo. Tengo el corazón dividido y siempre digo que gane el que más lo necesite, pero esta vez le hace falta a los dos.

- ¿Qué tal la aventura con Tito Ramallo en Armenia?

-Una experiencia enriquecedora. Ganamos la Copa y jugamos Europa League. Es un país y un fútbol muy cerrados, es difícil introducir tu fútbol y tu metodología.

- ¿Cómo enfoca su futuro?

-Abierto a todo, quiero trabajar en el fútbol; es de los que sé. Primer técnico, segundo, scouting...