El lunes escribía que el partido frente al Valencia ya lo había visto varias veces y en el del miércoles ocurrió lo mismo porque seguimos cometiendo los mismos errores de siempre. Seguimos desperdiciando muchos minutos del primer tiempo apareciendo el equipo solo en los minutos finales de la primera parte con dos remates fallidos, y todo por falta de intensidad y movilidad. Volvemos a sacar mal el balón desde atrás por estar demasiado estáticos los jugadores que están por delante del balón, obligando a los defensas a jugar en largo, lo que se convierte casi siempre en una lotería con ventaja para el rival. Seguimos creando ocasiones en el segundo tiempo, pero no las materializamos por precipitación, el miércoles por ansiedad y por no anticiparnos correctamente, lo que se traduce en una falta de efectividad alarmante. Los tiros a gol apenas cogen puerta. Una de cal y otra de arena defendiendo los saques de esquina. Efectividad en las estrategias, nula. Sin embargo, se mejoró algo en ocupar bien el terreno de juego y en el trabajo ofensivo por bandas. En la segunda parte se jugó más en campo contrario, se controló el juego, el equipo tuvo más llegada y creó ocasiones porque jugó con más intensidad, con más movilidad y se proporcionaron más ayudas, pero se siguen cometiendo demasiados errores. Por lo tanto, no nos engañemos, el equipo es el de toda la temporada y con los mismos problemas. En el penalti fallado, no entendí la lentitud de Celso Borges para golpear el balón en el rechace de Ochoa dando tiempo a la anticipación del jugador rival. Para finalizar, dos ruegos: hablar más en el campo y menos en los medios, y esta afición se merece mucho más, ya que poquísimas satisfacciones le hemos dado durante toda la temporada.