El 19 de agosto del año pasado, hace casi ocho meses, el Deportivo arrancaba la Liga con victoria ante el Eibar (2-1) en un discreto partido de los coruñeses, decidido a su favor en dos acciones a balón parado, una falta culminada en el segundo palo por Pedro Mosquera y un penalti transformado por Lucas Pérez. 30 jornadas después, el conjunto blanquiazul todavía no ha sido capaz de alcanzar la velocidad de crucero imprescindible para tener un final de temporada tranquilo. En diciembre parecía reaccionar definitivamente, pero el adiós de Ryan Babel lo metió de nuevo en un agujero negro del que tampoco salió pese al efervescente efecto Mel. Poco duró la mejoría con el nuevo técnico. Fue de resultados, no de fútbol, porque el equipo sigue cometiendo los mismos errores de toda la temporada. Tras cuatro jornadas seguidas sin ganar, las alarmas vuelven a encenderse.

Los arranques, regalados. El Dépor continúa teniendo muchos problemas para entrar de lleno en los partidos desde el pitido inicial. Los últimos ejemplos son los dos encuentros más recientes, ante Granada y Sevilla. Regala los arranques y eso, como pasó en el Sánchez Pizjuán, le condena a tener que nadar a contracorriente.

Desatenciones defensivas. El pasado sábado el equipo volvió a estar muy blando atrás, especialmente en las acciones a balón parado. Volvió a faltar concentración y contundencia, dos cualidades imprescindibles en Primera División.

Dos golazos inútiles. La inspiración de Kakuta permitió a los blanquiazules empatar el encuentro en dos ocasiones, pero el doblete del internacional congoleño no sirvió de nada. Otro regalo del Dépor en la acción del tercer gol, el de Correa, volvió a poner el encuentro de cara para los andaluces.

Incapaz de manejar el otro fútbol. Para aspirar a sumar en un campo como el Sánchez Pizjuán hay que prestar atención a todos los detalles y saber controlar ese otro fútbol tantas veces determinante. A los jugadores blanquiazules les sigue faltando oficio y también pillería. Por ejemplo, a Juanfran, al demorar en exceso la petición del cambio pese a estar lesionado desde el primer minuto.

Sin un equipo tipo. Pasó con Gaizka Garitano y ahora también con Pepe Mel, que está introduciendo numerosos cambios en la alineación titular, y no solo para repartir esfuerzos por la acumulación de partidos. Llama la atención la situación de Fayçal Fajr. El técnico madrileño le dio mucha confianza desde su llegada pero en Mestalla lo cambió en el descanso, luego frente al Granada no tuvo minutos y el sábado vio el partido desde la grada del Sánchez Pizjuán.

La coartada de los árbitros. Jaime Latre le birló al Dépor dos penaltis en Sevilla. Un lastre adicional para un equipo coruñés acostumbrado esta temporada a ser perjudicado por los errores de los colegiados. Todos se quejan de esas decisiones polémicas, tanto Mel como sus jugadores, pero al mismo tiempo hacen autocrítica y reconocen que no pueden servir de excusa.