Tenía que salir Mauro para arreglarlo. Hubo un Dépor antes y otro después de que el brasileño volviera a pisar el césped de Riazor para recibir el homenaje de la afición. Dominó todo el campo desde el círculo central, como en sus 458 partidos oficiales de blanquiazul. Esta vez, solo unos minutos durante el descanso, suficientes para poner en pie a todo el estadio. Mauro, grazas por facernos eternos, pudo leer emocionado en la pancarta que le dedicaron los Riazor Blues bajo la ovación rotunda de los 20.300 deportivistas presentes en las gradas. Unánime, sincero y justo reconocimiento para uno de los más grandes y queridos en la historia del club, el más votado por los seguidores en la encuesta promovida por el Dépor con motivo de su 110 aniversario, por delante de Bebeto, Valerón, Djalminha, Fran, Donato, Makaay, Manuel Pablo, Acuña y Luis Suárez. "La acogida ha sido impresionante. No esperaba tanto -confesó Mauro tras el encuentro-. Estoy encantado, muy feliz. El colofón ha sido esta victoria tan importante".

La encarriló Joselu con su gol tras la reanudación, instantes después de que Riazor volviera a corear el nombre y el apellido de Mauro Silva, cántico habitual en las tardes de gloria del Superdépor. Poco después marcó el segundo Mosquera. Como por arte de magia, de pronto el equipo se iluminaba apoyado en el talismán Mauro. "Quizá hubo un poquito de suerte por haber bajado y haber podido tener ese contacto con el público. Enseguida han salido los goles", relató el brasileño.

"Ha sido el viaje perfecto", dijo el exfutbolista, que presidió la clausura de la decimoctava edición de su campus y presenció una victoria balsámica "para tener más tranquilidad y no pasar muchos apuros". "Me siento un deportivista más, un coruñés más. Es una alegría enorme estar aquí. Quiero agradecer al presidente Tino (Fernández) el homenaje y a toda la afición. Espero volver pronto y no tardar tantos años en regresar", añadió Mauro, que sueña con que "en un futuro el Dépor pueda estar otra vez en lo más alto".