El Deportivo se pasó ayer por Anoeta como ese invitado preocupado de no causar demasiadas molestias, más pendiente de la comodidad del anfitrión que de la suya propia y acabó por firmar uno de los partidos más decepcionantes de toda la temporada. Terminó perdiendo por un solo gol, pero pudo encajar varios a través de las innumerables ocasiones de las que dispuso la Real Sociedad. Ni molestó el conjunto de Pepe Mel en su paso por el estadio donostiarra, inadvertido con la pelota y pasivo sin ella. Apenas transmitió nada con su juego, como si no tuviera alicientes dado el empeño que muestran el resto de rivales de la zona baja de la clasificación por no comprometer su permanencia. Otra vez volvieron a sonreírle los resultados de la jornada al conjunto deportivista, pero en lugar de aprovecharlo pareció conformarse. Sin ambición, el equipo no mostró el énfasis necesario para dejar prácticamente enfilada la salvación.

La primera jugada tras el pitido inicial avanzó lo que estaba por venir para un Deportivo que se mostró dócil desde el comienzo. Oyarzbal llegó sin oposición a línea de fondo en una primera pelota que sirvió al área para el cabezazo de Xabi Prieto, que no adelantó a la Real Sociedad a los pocos segundos por una simple cuestión de centímetros. Tampoco acertó en un disparo desde la frontal con el que la Real Sociedad confirmó su dominio ante un Deportivo tibio una vez más en un arranque de partido.

Demasiadas facilidades concedía el equipo de Mel, que en la previa había advertido de la necesidad de mostrar "ganas". Las intenciones, sin embargo, estuvieron lejos de la realidad y el conjunto blanquiazul apenas encontraba resquicios para estirarse o combinar ante la efectiva presión que llevaban a cabo los donostiarras. Tuvo un tímido intento de asomar la cabeza traspasado el cuarto de hora, pero la Real Sociedad lo contrarrestó de manera eficaz haciendo circular la pelota a una velocidad frustrante para los deportivistas.

Movía el balón el conjunto de Eusebio Sacristán y sufrían los coruñeses, que llegaban siempre tarde a las acciones y sin posibilidad de cuestionar ese dominio. Aún así, se mantenían con vida a pesar de su escasa implicación, hasta que Yuri apuró la banda izquierda para servir un centro sin oposición para la llegada de Willian José. Nadie incomodó al lateral, como tampoco nadie atendió a la incorporación del delantero. Sidnei quiso rectificar, pero cuando apuró el salto con el rival la pelota ya estaba alojada en la portería de Lux.

Llegó tarde el central brasileño, como pareció hacerlo todo el Deportivo al partido. No hubo rastro de Emre Çolak en su regreso a la titularidad. Demasiado lejos de la portería contraria y sin posibilidad de encontrar socios en campo contrario, la imaginación del turco se difumina y afloran sus carencias. No contribuye en escenarios como el de ayer porque se encuentra solo para buscar alternativas con la pelota. La misma sensación trasmite Andone, de vuelta también al equipo inicial, que trata de compensar la falta de ocasiones porfiando en acciones intrascendentes.

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El Dépor cae ante la Real en Anoeta

El Deportivo se marchó así al descanso sin haber disparado ni una sola vez sobre la portería de Rulli en la primera mitad. En la segunda, sin embargo, no mejoraría su triste actuación. Mel intentó corregir y sacrificó a un desaparecido Kakuta por Ola John para tratar de dar dinamismo y profundidad al equipo. Minutos más tarde retiró a Çolak y dio entrada a Joselu para sumar un delantero más. Ninguna de las soluciones funcionó y los blanquiazules seguían mostrándose planos e inseguros. No apretaba la Real, que lo pudo pagar en los minutos finales en los que fueron los remates más peligrosos de los deportivistas. Primero fue Borges el que conectó un remate de cabeza que no sorprendió a Rulli y después Sidnei el que se incorporó al ataque para cabecear un centro de Luisinho.

La sentencia la tuvo Canales tras una jugada individual en la que disparó al palo. Fue poco antes de que el Deportivo desaprovechara el tiempo de descuento sin apenas inquietar a los locales. De los cuatro minutos que estableció el colegiado, prácticamente todos se disputaron en terreno de los blanquiazules. El partido murió en el área deportivista, como también las opciones de dejar completamente certificada la temporada en Primera División una temporada más.

La distancia sigue siendo cómoda, pero el calendario tampoco invita a contemporizar demasiado. El miércoles visita Riazor el Madrid y no se puede dar por sentado que los perseguidores vayan a tropezar todas las semanas. El escenario podría verse alterado para un equipo que ofrece síntomas de apatía cuando debería desbordar intención. La solución parece estar en las manos de Pepe Mel, capaz en su momento de cambiar la desidia que transmite ahora mismo el equipo. Agotado aquel efecto que supo trasladar a la plantilla cuando aterrizó en el banquillo, la evolución futbolística se ha quedado en ejercicios inocuos como el que se pudo ver en Anoeta en una mañana prácticamente de turismo.