El Dépor se acabará salvando porque hay tres equipos empeñados en descender pero sigue pidiendo a gritos que se acabe de una vez la temporada. Perder ante el Madrid es lo normal, lo lógico teniendo en cuenta la enorme diferencia de potencial. Lo que no se justifica es la imagen. Más que los seis goles, duele la falta de amor propio del equipo coruñés, sin argumentos futbolísticos ni tampoco coraje para plantar cara a semejante rival. Al final, 2-6, derrota dura que incluso pudo haber sido más abultada.

Un desenlace trágico pese a que anoche el fútbol le dio una segunda oportunidad al Deportivo durante apenas diez minutos, los que transcurrieron desde el gol de Andone hasta el 1-3 de Lucas. Fue solo un pequeño paréntesis, un breve espejismo. Poco duró la ilusión, porque justo antes del descanso el coruñés puso las cosas en su sitio. Siendo realistas, el Madrid pudo llegar al intermedio con una goleada de escándalo. Dispuso de ocho ocasiones claras para dejar el encuentro encarrilado mucho antes ante un Dépor que se apoyó en el gol de Andone para crecer y meter el miedo en el cuerpo a los blancos durante algunos minutos. Incluso pudieron empatar Carles Gil y Sidnei, de rebote, poco antes del 1-3.

Esos casi diez minutos, desde el 35 hasta el 44, le dieron algo de emoción a un partido, por lo demás, sin demasiada historia por la aplastante superioridad del Madrid. Menos de un minuto, apenas 40 segundos, duró el plan inicial que había diseñado Pepe Mel. El Dépor volvió a empezar desconectado, sin tensión y un error defensivo en cadena lo aprovechó Morata.

El Madrid no se conformó con su ventaja inicial. Siguió cargando como una auténtica apisonadora ante un Dépor impotente en el que Lux hizo varias paradas salvadoras. Asensio, Isco, Morata, de nuevo Isco, James... Ocasiones clarísimas, una detrás de otra. Hasta que James hizo el 0-2 en el 14. Era visto.

Tal y como transcurría el partido, la desventaja de dos goles era un mal menor para el Deportivo ante un Madrid desatado. Ni rastro del equipo coruñés en ataque. Apenas pisó campo contrario. Por no hacer, ni hizo faltas. No compitió. Se vio superado de manera rotunda por la segunda unidad blanca. Hasta nueve cambios en la alineación hizo Zidane con respecto al once del clásico. Mucha gente de refresco con ganas de reivindicarse y de seguir avanzando hacia el título. El Barça acababa de arrollar a Osasuna y los blancos querían hacer lo mismo frente al Dépor. Hasta el gol de Andone jugaron con dos velocidades más que el equipo coruñés, golpeado una y otra vez y sin argumentos tan siquiera para aproximarse a la portería rival. No tuvo claro a qué jugar. No apretó arriba ni tampoco supo juntarse atrás con orden. Fue mantequilla cortada por cuchillos afilados como Lucas, Isco o James, a los que solo les faltó un poco más de acierto para dejar el partido finiquitado en la primera mitad. Tampoco Morata, pese a su gol, estuvo acertado en la definición. Falló varias claras, sobre todo un disparo a quemarropa frente a Lux. Tenía todo a su favor para marcar y acabó estrellando el balón en la cara de Poroto, otra vez salvador (m.32).

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El Dépor cae goleado ante el Madrid

Al Dépor no le quedaba otra que irse hacia arriba pese a que sabía que en el intercambio de golpes tenía todas las de perder frente a un rival con tanta pegada. De un buen cambio de orientación nació el tanto de Andone. Juanfran centró desde la derecha y Kakuta conectó con el rumano para meter de lleno al equipo coruñés en un partido en el que, hasta entonces nunca estuvo. De pronto el Deportivo se envalentonó y, a hombros de su afición, se desató en ataque con varias llegadas peligrosas. Casilla evitó el empate respondiendo con un paradón al duro lanzamiento de Carles Gil (m.39) y poco después Sidnei casi marca de rebote tras otro buen centro de Juanfran. El 1-2 le daba vida al Dépor de cara a la segunda parte. Había motivos para creer después de ese arreón coruñés justo antes del intermedio, pero el gol de Lucas Vázquez volvió a poner el partido muy cuesta arriba para el conjunto de Pepe Mel, que se quedó sin Lux para la segunda parte. Por él entró Tyton, además de Navarro por Kakuta. Le quedaba un cambio al técnico local y lo agotó en el 57 para pasar a jugar con dos delanteros con Joselu y Andone.

El Madrid paró un poco el partido, sin renunciar a ampliar su ventaja con un cuarto gol, el que encontró James en el 66. En realidad se lo regaló Morata, que prefirió asistir a su compañero antes que rematar él El Dépor no tuvo respuesta. Corrió demasiado detrás del balón, incapaz de frenar los continuos ataques merengues, cada vez más largos y laborados. El público de Riazor pedía mayores dosis de contundencia y carácter, un poco de amor propio para dar señales de vida después del desastre de Anoeta. Pero el repaso siguió siendo monumental. Isco hizo el quinto, Joselu maquilló el resultado anotando de cabeza el 2-5 y Casemiro completó la media docena. Otra noche para olvidar antes de la trascendental visita a Pamplona del domingo.