De nada vale merecer a estas alturas de temporada. Lo que cuentan son los puntos y el Deportivo solo ha sumado cinco de los últimos 27 en juego, una racha pésima con la que se ha acabado metiendo en el lío pese a la insistencia de sus rivales directos por facilitarle la permanencia. Sigue dependiendo de sí mismo, pero necesita una victoria para salvarse sin estar a expensas de lo que hagan los demás, Sporting y Leganés. Ayer mereció puntuar ante el Espanyol por su reacción en la segunda parte después de una primera marcada por el error de Arribas que dio lugar al 0-1. Tuvo ocasiones para hacer el 2-2 pero le pesó su ansiedad crónica. Demasiadas prisas y muchas imprecisiones en un Dépor valiente e intenso, puro corazón en la recta final.

Arrancó más enchufado que de costumbre, al menos en cuanto a intención. Un taconazo por banda de Çolak y un par de centros consecutivos del turco y de Juanfran acabaron de meterlo de lleno en el partido cuando apenas habían transcurrido cinco minutos. Andone fue el primero en finalizar una jugada. Su disparo se marchó alto, pero sirvió para confirmar la declaración de intenciones del equipo coruñés. Quería el 1-0 pronto, sin esperar a madurar el partido. Ola John probó a Diego López poco antes del infortunio de Arribas. Golpeó al aire y regaló a Baptistao un mano a mano que no desperdició (m.14).

Al Dépor le costó recuperarse de ese mazazo tan duro pese a que el público tiró del equipo hacia arriba. Çolak dejó la banda para buscar balones por dentro y el joven Edu Expósito empezó a entrar poco a poco en juego. El fabrilista fue la principal novedad en el once de Pepe Mel, nuevamente condicionado por las numerosas bajas, sobre todo en defensa. Eligió a Álex para completar la zaga y el Espanyol trató de meter muchos balones tanto a la espalda del coruñés como a la de Arribas. El Dépor no acababa de tener claro un plan ofensivo para buscar la igualada. Abusó de los balones en largo y vivió de algunas individualidades, sobre todo las de Juanfran por la derecha y Ola John por la izquierda. El holandés derrochó desparpajo en su primer partido como titular. Por lo menos, quiso siempre la pelota.

Más sensación de peligro daba el Espanyol cada vez que robaba en campo contrario. Atrás no sufría y arriba le bastaba con meter buenos balones a los espacios para inquietar. A la contra llegó el 0-2, culminado con una buena asistencia de Piatti y un gran remate de Gerard (m.29). Otra bofetada que dejó al Dépor grogui. Solo se recompuso en la recta final del primer acto, a base de arreones. Al palo chutó Borges en el 36 y acto seguido Diego López respondió con agilidad a un disparo de Ola John. Incluso Expósito se animó a tirar desde lejos. Pero no hubo manera.

Insistir con el mismo plan tras la reanudación era una condena segura, así que Mel se dejó de experimentos y apostó por un dibujo más natural, reubicando a cada futbolista en su sitio. Borges retrasó su posición para juntarse con Guilherme en el doble pivote, Çolak pasó a la mediapunta y Carles Gil entró por Expósito para cargar desde la banda derecha. Pura lógica para cambiar el partido de raíz. El efecto fue inmediato, porque el gol coruñés tardó menos de dos minutos en llegar. Ola John volvió a hacer de las suyas colándose en el área para conectar con Andone, que batió a Diego López con un tiro cruzado. El Deportivo recuperaba el aliento con toda la segunda parte para tratar de completar la remontada.

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El Dépor cae en Riazor ante el Espanyol

El acoso fue constante. A él se sumaron todos, incluso los centrales. Arribas estuvo a punto de enmendar su error con un cabezazo que olía a gol pero que dio en el larguero. Estuvo muy cerca de marcar, igual que Andone poco después. Definitivamente, el campo se volcaba hacia la portería visitante, con llegadas continuas al área, una detrás de otra. De nuevo Arribas, de cabeza; Çolak desde la frontal... Solo faltaba el gol para reflejar en el marcador los méritos del equipo coruñés, que logró embotellar al Espanyol en su propia área.

El Dépor derrochó intensidad y valentía en busca del premio. Hasta pudo marcar en propia meta el Espanyol, ya con Marlos Moreno en el campo. Buenos minutos del colombiano, aunque el que tuvo la última clara fue Andone. Perdonó el empate con un cabezazo desviado (m.88). No hubo ni fuerzas ni tiempo para más, solo para lamentar una nueva derrota. El objetivo sigue pendiente. Falta una victoria, solo una, como en Pamplona y como ayer ante el Espanyol.