Fue un día de radio el de ayer, de esos que ya no se estilan porque LaLiga marca el horario de los partidos de forma que no se solapen. Ayer, todos los partidos fueron a la misma ahora. Fue un día de carrusel, como se decía no hace demasiado, en el que la afición deportivista estaba más pendiente de la radio que de la televisión.

Hubo quien buscó sitios -bares- en los que se pudiese ver los dos partidos, es decir, el del Deportivo y el del Eibar. A fin de cuentas casi todos pensaban que la salvación llegaría a través de Ipurua, donde cabía la posibilidad de que el Sporting no ganase, pero ganó.

Cosas que pasan en el fútbol. En la jornada de ayer, lo más normal era que el Leganés perdiese en Bilbao y el Deportivo en Vila-Real; y además que el Sporting perdiese o empatase ante el Eibar. Nada fue normal. Los asturianos ganaron en el campo armero; y los madrileños y los coruñeses empataron ante dos rivales que buscaban asegurar billete europeo.

A la búsqueda de lugares con dos televisiones, había mucha gente que, tras encontrar ese tesoro, se limitaba a estar en una terraza con el aparato de radio conectado al oído y pasando de las imágenes.

También había gente que se puso de espaldas al televisor grande -en el que ponían al Deportivo- y de frente al pequeño en el que se podía ver el partido del Eibar y el Sporting. "Uffff", era lo que decían. Otros, como lo integrantes de las peñas Chaflán y Faluya prefirieron concentrarse para ver el partido. Ambos con sendas churruscadas, la de los primeros tenía además fines benéficos, pues un euro de cada uno de los invertidos iba a la Asociación de la Lucha contra el Cáncer. Deportivismo y solidaridad. Fue buena mezcla.