Más que nunca aquel Dépor-Celta del 6 de junio de 1987 se jugó dentro y fuera del terreno de juego. Cuatro días después había elecciones municipales y una de las imágenes que quedó para el recuerdo fue la del alcalde Francisco Vázquez sacando su vena más blanquiazul agitando en la grada una bandera que ponía Aupa Deportivo. En pleno auge de los localismos, algo que se notaba en las gradas y en la esfera política, un triunfo ante el Celta con el premio añadido del ascenso a Primera podía ser un empujón antes de ir a las urnas, a pesar de que el Dépor aún debía rematarlo ante Málaga y Castellón. En Vigo apuntaban que incluso tenía guardadas unas bombas de palenque que se quedaron sin usar. Curiosamente, su rival unos días después ante los votantes fue Augusto César Lendoiro, al que aún le quedaba un año para convertirse en presidente del Dépor. Francisco Vázquez pasó de 14 a 17 concejales y subió siete puntos porcentuales afianzando su mayoría absoluta, mientras que AP mantenía los 8 representantes, aunque en 1983 se había presentado con PDP y UL.