El Dépor preocupa. Es verano, se puede agarrar a la excusa de que es un equipo en construcción y le faltan fichajes diferenciales, pero su ínfima exhibición Oviedo, donde no pasó del empate (0-0), dispara las dudas. Lo ocurrido en Porto no fue un simple resbalón. Pura y machacante realidad. Poco más de dos semanas para que empiece LaLiga y aún en pañales. Solo un cambio radical en el Teresa Herrera y la llegada de refuerzos pueden aliviar de manera inmediata ese desasosiego ya casi permanente en el que vive el deportivismo. Es tiempo de reaccionar a todos los niveles: césped, banquillo y despachos.

El arranque demostró que al Dépor no le había abandonado el síndrome Dragão. En cuanto ha subido algunos peldaños el nivel de sus rivales al equipo de Mel se le han visto las costuras. El Oviedo es de Segunda y esa condición sirvió para tamizar su endeblez defensiva, pero no ocurrió lo mismo con su alarmante falta de creatividad. Durante gran parte del primer acto su fútbol plano en ataque rozó el sonrojo. De hecho, los primeros minutos fueron carbayones y Pucko pudo marcar tras el pitido inicial, reeditando una de las malas costumbres del pasado ejercicio. Fernando Navarro corrigió in extremis. Otra desagradable familiaridad.

Poco antes del cuarto de hora el Dépor empezó a dar señales de vida. Sin excesos. Tocó y tocó en un eterno rondo sin mordiente ni profundidad. Ni un desmarque ni un tiro a puerta, hasta mal posicionados. Siempre la pelota al pie. Mientras Andone había encontrado en Verdes su enemigo de esta noche, solo las cabalgadas de Gerard Valentín y algún leve chispazo de un Emre Çolak sin socios evitaban las cabezadas. El Oviedo vivía cómodo y por momentos se animaba a hacer daño, a pesar de que no le duraba nada la pelota. Tampoco la necesitaba. Anquela colocó dos líneas por detrás del balón que anularon de una manera exasperante al conjunto blanquiazul.

El Dépor asumió levemente tras el descanso que era el conjunto de Primera. Adelantó su línea de presión y por un instante pareció olvidar su predilección por los pases horizontales. La banda izquierda fue la vía de ataque en la que se veía algo de versatilidad. Emre-Fede Cartabia-Borja Valle. Tímidas maneras e intenciones, los remates seguían brillando por su ausencia. Al menos, en esa fase el Oviedo estuvo centrado única y exclusivamente en tareas defensivas.

Los cambios tampoco viraron en exceso el rumbo del partido. Es cierto que la entrada de Fede Valverde y la verticalidad de Bakkali, el mejor con mucha diferencia en ataque, le sentaron bien a los coruñeses, pero no eran capaces de imponer la superioridad que se les supone. Tan desahogado se encontraba su contrincante que decidió estirarse en el último cuarto de hora y tuvo un par de aproximaciones en las que levantó a los aficionados de sus asientos. Los últimos minutos sirvieron para redondear esa sensación de mal cuerpo. El Dépor remató el duelo sin ser protagonista y por momentos apostado en su área conteniendo las acometidas de su voluntarioso rival. En dos días el Dépor le rendirá cuentas a Riazor.

FICHA TÉCNICA (Oviedo-Deportivo, 0-0)

Oviedo: Juan Carlos, Johannesson, Verdés, Folch, Toché, Linares, Pucko, Christian, Valentini, Saúl Berjón y Rocha. También jugaron: Carlos Hernández, Edu Cortina, Aarón Ñíguez, Alfonso Herrero, Prendes, Jorge Ortiz, Mossa, Asier y Viti.

Deportivo: Tyton, Valentín, Albentosa, Arribas, Navarro, Edu Expósito, Mosquera, Fede Cartabia, Emre Çolak, Borja Valle y Andone. También jugaron: Bruno Gama, Schar, Fede Valverde, Bicho, Bakkali y Luisinho.

Incidencias: Pepe Mel y Andone fueron expulsados