A medio camino entre lo que quiere y lo que puede, el Deportivo transita por la competición sin haberse encontrado todavía a sí mismo. Errático y poco reconocible, resulta complicado identificar lo que pretende el conjunto de Pepe Mel más allá de lo que proclama su técnico, que por el camino ha renunciado a parte de sus más firmes apuestas. Ya no hay doble delantero, ni especialistas en las bandas, y si hasta hace no mucho el equipo se distinguía por su calidad ofensiva ahora es todo lo contrario y trata de buscar seguridad en defensa. El conjunto blanquiazul ha virado así hacia el conformismo que le llevó ayer a abrazar un empate sin brillo ante el Eibar, que se parece bien poco al que el curso pasado gestionaba sus compromisos de local con una suficiencia envidiable.

El arranque de temporada no ha sido amable con los guipuzcoanos y esas dudas se trasladan a su juego, pero tampoco lo ha sido con un Deportivo que no encontró la manera de doblegar al rival más propicio posible para asomarse a la zona tibia de la clasificación. La incertidumbre se mantendrá una semana más, a la espera de resolver las incógnitas que se derivan no solo de los resultados que encadena el equipo.

Mientras tanto, Mel trata de solucionar lo más urgente y por lo visto ayer en la alineación uno de sus principales quebraderos de cabeza pasaba por la portería. Lesionado Rubén, orillado Tyton y cuestionado Pantilimon, el entrenador recurrió a Francis. La apuesta conllevaba un riesgo porque el joven de 18 años se encuentra todavía a medio camino entre la seguridad que sugieren sus capacidades y las precauciones propias derivadas de la inexperiencia. Pepe Mel, sin embargo, se decidió tras comprobar que el recurso de última hora con el que el club trató de parchear la situación en la portería no ha terminado de cuajar. Al mismo tiempo envió un recado a los despachos.

En lo que no fue tan atrevido ayer fue en el planteamiento del encuentro. Y eso que el Deportivo empezó mandando sobre el césped a través de lo que proponía Emre Çolak. Por más que el turco pueda pasar desapercibido la mayor parte del partido, siempre consigue alumbrar alguna acción para poner en ventaja a los blanquiazules. Ayer la tuvo al poco de arrancar el encuentro, cuando fue capaz de dejar en ventaja a Andone con un pase extraordinario a la espalda de la defensa. El delantero rumano no acertó en el mano a mano frente a Dmitrovic, pero confirmó que las opciones ofensivas de los deportivistas debían partir del turco. El problema surge cuando compromete a todo el equipo con decisiones arriesgadas en escenarios comprometidos. Tampoco la constancia destaca entre sus virtudes y poco después comenzó a diluirse.

Con él lo hizo todo el equipo, que entonces asumió el dominio del Eibar. Las lagunas de los dos, sin embargo, provocaron que el mando del partido pasase de una mano a otra sin que terminase de decantarse del todo.

El equipo armero probó a Francis al filo del cuarto de hora tras una incorporación de Kike por el costado derecho y el joven respondió con solvencia para desviar la pelota a córner. No lo intentó mucho más el Eibar en la primera parte visto que al nigeriano no se le adivinaban los nervios propios de su estreno en la máxima categoría.

Tampoco el Deportivo le puso pimienta a su juego y, salvo por las llegadas de Juanfran, apenas se adivinó atrevimiento en la apuesta de los de Mel ayer.

Poco cambió el guión tras el descanso en cuanto a las intenciones de ambos. Al Eibar le entró cierta ansiedad y el conjunto de Mel fue resguardándose cada vez más sobre su área. Para entonces ya había desaparecido por completo Çolak y las acciones ofensivas se limitaban a propuestas individuales.

Valverde lo probó desde muy lejos con un disparo que se marchó por encima de la portería. Fue de lo poco que pudo verse del joven uruguayo, de nuevo recostado sobre la banda izquierda con la excusa de aparecer por el centro. La posición, sin embargo, no termina de resultarle cómoda y oscurece sus virtudes. Ayer apenas participó en todo el partido, pero le ocurrió lo mismo que a casi toda la franja de ataque.

Si el problema no hace mucho era la debilidad que transmitía el equipo defensivamente, ahora no encuentra la manera de armarse a través de la pelota para inquietar a los rivales. Las acciones individuales son el principal recurso en los compromisos más recientes. Sobra precipitación y falta calma para gestionar las jugadas.

Ayer los recursos también estaban comprometidos debido a los problemas musculares que arrastró Lucas Pérez durante toda la semana. Mel recurrió al coruñés en los instantes finales, arriesgando por su estado físico en busca de un tanto que le diera el premio de la victoria. Los méritos, sin embargo, ya hacía tiempo que los había abandonado.

Aún se llevaría un susto el conjunto blanquiazul a través de una jugada en la que Sergi Enrich terminó consiguiendo marcar. El juez de línea lo anuló con acierto y confirmó un resultado que permite al Deportivo sumar dos semanas seguidas pero que no le da argumentos para conformarse.