El punto de mira del deportivismo está centrado en la plantilla una vez que el consejo de administración decidió el pasado martes destituir a Pepe Mel por los malos resultados obtenidos en las nueve primeras jornadas de Liga. El miércoles, en la rueda de prensa de despedida del entrenador madrileño, Tino Fernández aseguró que le había pedido a la plantilla que dé "un paso adelante" para salir de la situación por la que atraviesa el equipo blanquiazul. Ayer, el presidente de la entidad volvió a cargar contra los futbolistas, a los que vio "sin energía, ilusión, intensidad, agresividad bien entendida" en el partido del pasado jueves contra el Las Palmas en la Copa. "Al aficionado le pido perdón porque lo de ayer (jueves) me pareció una vergüenza", aseveró el dirigente.

Fernández Pico dijo el pasado miércoles que el Deportivo "no está hecho solo para luchar por la permanencia"; Pepe Mel, en su despedida, reconoció que coincidía con el presidente de la entidad blanquiazul; y ayer, en la sala de prensa de Abegondo, Lucas afirmó que el Deportivo tiene "un buen equipo" y añadió de que pueden "dar más" en el campo de fútbol. Mel fue el sacrificado porque al final "la primera pieza a la que se mira es el entrenador, parece que es lo más sencillo de cambiar para ver si mueve las otras piezas", había explicado el dirigente blanquiazul, que ayer se centró ya en los futbolistas durante una entrevista a Onda Cero Coruña.

Riazor registró una entrada muy pobre en el partido de Copa, en buena parte por el horario (20.30 horas), pero también porque el juego del equipo no engancha al seguidor, ni tan siquiera al socio -el club supera los 27.000 abonados-. Era el estreno de Cristóbal Parralo como técnico del primer equipo, un triste debut empañado, más si cabe, por la expulsión de Juanfran por protestar al árbitro. Actitud la del lateral que nos gustó ni a Tino Fernández ni a Lucas Pérez. "No se puede hacer eso, dejar el equipo con diez cuando estás perdiendo. Pero ya es agua pasada, hay que aprender de los errores, pidió perdón y ya está, y que no vuelva a suceder", dijo el delantero coruñés. Más contundente fue el presidente que consideró que había cometido un " error muy grave, disciplinario". Tan molesto estaba el presidente que ni pareció conmoverse cuando el lateral pido perdón al final del partido con lágrimas en los ojos. "Este es un mundo profesional y llorar vale para los niños, pero no es suficiente. Esto no puede volver a pasar", aseveró.

Los futbolistas pretenden pasar página y mirar al frente, esto es hacia el partido del próximo lunes con el Las Palmas en el estadio de Gran Canaria, partido de Liga, que es lo que más interesa. "El lunes tenemos otra oportunidad de devolverles el resultado y todo puede cambiar", aseguró Lucas que pide un poco de paciencia. "Hay que estar tranquilos, siempre lo he dicho, porque esto no se va a arreglar poniéndonos nerviosos. Hay que trabajar, porque siempre siempre amanece", agregó en plan positivo. Además, pidió apoyo para Cristóbal, que se estrenó el jueves en Riazor tras dos entrenamientos y llegará a su estreno en Primera División con tres más, incluido el de ayer. "Hay que darle confianza al nuevo entrenador y saber lo que él quiere del equipo", comentó el jugador franquicia del cuadro blanquiazul.

El partido del lunes puede cambiar la trayectoria del equipo deportivista, pues un resultado positivo lo mantendría todavía fuera de los puestos de descenso, que tiene que ser el objetivo prioritario pues tras este encuentro encadenará una serie de jornadas contra adversarios de la parte de arriba de la clasificación, excepto el Málaga. El haber sumado un punto de seis ante rivales directos como el Eibar y el Girona provoca que el pesimismo se instale en la grada, a pesar de las palabras del vestuario y el club.