En el medio de todas sus imperfecciones, el Dépor fue como una hormiguita en Gran Canaria. Paso a paso, a pesar de las dificultades. Caía, se levantaba. Tropezaba, se ponía en pie. Fue creciendo y al final fue capaz de sobreponerse a otro arranque desconectado y a jugar sin portero para acabar doblegando a Las Palmas. Un triunfo de un valor incalculable cuando en el libro de ruta de la Liga asoman ya los puertos fuera de categoría. Quiso la pelota, siempre dio un paso al frente y supo aprovechar las debilidades canarias, agarrado a un imperial Celso Borges. Un salvavidas en los malos momentos. Lo fue, lo sigue siendo. El 1-3 dispara el efecto Cristóbal, aunque es cierto que ha tenido pocos días para afianzar sus ideas. Lo que sí le permite es ganar crédito ante la afición y en el vestuario para obrar una metamorfosis más que necesaria. El Dépor debe mejorar aún muchísimo para poder vivir tranquilo.

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El Dépor remonta a Las Palmas y se lleva los tres puntos

El equipo coruñés es un animal de costumbres, de malas costumbres. Estaba avisado de hace tres días, las señales también venía de todos y cada uno de sus duelos de esta temporada. No llegan los dedos de una mano para contar los partidos en los que encajó, al menos, un tanto en el primer cuarto de hora. Ni así. Casi parece más una cuestión de aptitud que de actitud. Salió de nuevo presionando arriba, con buenas intenciones y con cuatro cambios que afectaban a casi todas las líneas. La esperanza ya no era mucha y duró solo siete minutos. Un balón suelto, al que más de un blanquiazul se quedó mirando, y el resto lo hizo Remy. Un hombre contra niños. El francés se coló por banda y como no veía a ningún socio para el remate, probó a Pantilimon entre las piernas. Encontró un tesoro. Su disparo desnudó una vez más al meta rumano y a la portería del Dépor. Es un problema endémico y que produce mucho, mucho vértigo. Darle unas friegas a Rubén, rezar y acudir con todo y más al mercado de invierno. En juego está la presencia en Primera División. Ya le pasó lo mismo hace dos años y no aprendió.

La inquietud continuó en los siguientes minutos. A Las Palmas se le fue el ansia por atacar. Lo que pasaba es que tampoco necesitaba mucha intención ni pericia para producir tembleque entre los blanquiazules. Vaso conmunicantes de nerviosismo. Del meta a su retaguardia y del sistema defensivo al guardián de los palos. Poco a poco y de manera tímida, el Dépor empezó a crecer con la pelota, mientras su rival aculaba institivamente. Casi más merito de los canarios que de los coruñeses. Una arrancada de Fede Cartabia, otra de Bakkali, y se iba desentumeciendo. El campo se está inclinando y, de repente, surgió la chispa.

Guilherme recibió uno de mil balones y decidió explorar con un cambio de juego el carril derecho, donde debía estar Fede Cartabia. Ahí apareció el argentino, que por fin explotó su velocidad y buscó la línea de fondo. Su centro lo aprovechó Borges en el segundo palo. Entró como un mercancias. 1-1. La llegada del tico, un valor seguro. El gol le dio aire. El Dépor, inseguro, quería remar, deseaba creer, ir a por el encuentro. Se había ganado ese derecho.

Las Palmas continuaba minuto a minuto su cuesta abajo, ni el paso por vestuarios al descanso le detuvo. Se enmarañó en su fútbol y sus dudas, y el Dépor por fin no aculaba. Animado por el tanto y por la insistencia canaria en sacar el balón desde atrás, no se colocó en la frontal a achicar balones, subió la línea. Cuanto más lejos estuviese de Pantilimon, mejor. Inmejorable receta. Hay que esperar para consolidar este cambio, pero si lo consigue, será sin duda uno de los grandes méritos de Cristóbal.

De los réditos a largo plazo a los inmediatos. Ni diez minutos tardó el grupo blanquiazul en ponerse por delante. Un saque de esquina y Borges, otra vez Borges. Apareció solo en el segundo palo y de cabeza, a la red. El tanto ponía al Dépor por delante y le obligaba a afrontar otro de sus miedos: saber conservar un resultado.

Y cumplió. Y con valentía. Siguió con la idea de dar un paso al frente y esperó su oportunidad. Llegó en un balón largo en el que Mauricio Lemos fue como un toro a por un balón dividido y arrolló a Fede Cartabia. Lucas no erró el penalti, que también hay que meterlo. 1-3. Aún le falta, se le espera, pero desde los once metros es infalible. El Dépor por fin festejaba.

Cristóbal siguió con los cambios y de paso justificó los cinco pivotes que se había llevado en la lista. Todos jugaron, cuatro en el campo en los últimos minutos. Andone y Çolak vieron el triunfo desde el banquillo. Fútbol control. El duelo acabó muriendo entre los pitos de la grada canaria, los tímidos arreones de sus jugadores y el regusto que deja al Dépor en el paladar este triunfo. Por los puntos, por lo que se atisba. Pero sin vivir una ensoñación. Le falta mucho a este equipo, al menos esta noche ha dado un pequeño gran paso.

Ficha técnica (Las Palmas-Deportivo, 1-3)

UD Las Palmas: Raúl Lizoain; Míchel Macedo, Lemos, Bigas, Dani Castellano; Vicente Gómez, Samper (Aquilani, min. 74), Jonathan Viera (Tana, min. 14); Rémy, Calleri y Vitolo.

Deportivo: Pantilimon; Juanfran, Schär, Sidnei, Luisinho; Borges, Guilherme, Fede Valverde (Mosquera, min. 61); Fede Cartabia (Edu Expósito, min. 83), Lucas Pérez y Bakkali (Fernando Navarro, min. 73).

Goles: 1-0, min. 7: Rémy. 1-1, min. 36: Celso Borges. 1-2, min. 54: Celso Borges. 1-3, min. 69: Lucas Pérez, de penalti.

Árbitro: Carlos Del Cerro Grande (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla al jugador local Míchel Macedo (min. 45+3) y al visitante Juanfran (min. 90+4).

Incidencias: partido de la décima jornada de LaLiga Santander disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 14.805 espectadores. Realizó el saque de honor la boxeadora grancanaria Davinia Pérez, campeona mundial silver del peso Supergallo, título que logró el pasado día 7.