Poco más de dos semanas lleva Cristóbal Parralo al frente del Deportivo, una incorporación precipitada por la necesidad del primer equipo, pero el cordobés estaba llamado al dirigir a la primera plantilla en un futuro muy próximo. Un año al frente del Fabril bastó para que los técnicos y dirigentes blanquiazules no dudasen en que era el entrenador de futuro que necesita el equipo. El mal arranque de temporada con Pepe Mel en el banquillo aceleró el proceso. O lo ralentizó, según asegura una fuente del club coruñés.

Cristóbal llegó sin apenas experiencia en el fútbol profesional y sin tener un conocimiento exhaustivo del fútbol gallego, lo que le supuso que le costaba arrancar con el Fabril pasada temporada, pero una vez asentado consiguió que el filial se impusiese con relativa comodidad en Tercera División y alcanzase el ascenso a Segunda División B a la primera.

Le quedaba superar todavía una reválida en la categoría de bronce del fútbol español, pero ya en el club había quien pensaba que en escasos meses había demostrado lo suficiente como para dirigir al primer equipo. Una única temporada en Tercera y que Pepe Mel tuviese contrato le cerraron el paso. Nueve jornadas de desastre del entrenador madrileño le dejaron al Cristóbal el camino libre hacia el banquillo deportivista.

Pocos dudaron cuando trataron de decidirse por el sustituto de Mel: Cristóbal. El problema se trasladó al Fabril. "El Fabril tiene que formar jugadores y entrenadores; lo importante es el Deportivo", aseguraron desde dentro del club. Fue cuando decidieron que la apuesta estaba en casa.

Lástima de que esta decisión no la hubiesen tomado los dirigentes en verano "como hicieron con Fernando Vázquez en su momento" -que dicen numerosos seguidores-, porque de esta manera el equipo habría salido ganando. Cristóbal ascendió al primer equipo por su valía y su trabajo en el Fabril. "No ascendió por falta de dinero", insisten desde la plaza de Pontevedra. El club siempre se reserva un remanente para situaciones extremas, como suele ser la de despedir al entrenador.

Los números se pueden cuadrar en las cuentas de según que temporada y, además, depende del acuerdo. Con Gaizka Garitano la directiva no tuvo ningún problema, al contrario; pues el vasco que ahora dirige al Athletic B, renunció a la parte del contrato que le faltaba por cumplir. "Solo cobró hasta el día en que trabajó", dicen desde el club. Eso facilitó la llegada de Pepe Mel. Su marcha fue distinta y parece que mejor para Cristóbal y para el club.