Algo a lo que el Deportivo venía agarrándose desde el cambio de técnico, y con razones, era a las sensaciones que transmitía con su juego. Aunque los resultados no le acompañaron, al menos, lo que planteaba y desarrollaba durante el juego parecía otorgar esa dosis de autoestima positiva que se necesita cuando transitas por la Liga como si caminaras por la cuerda floja.

Ayer en Riazor, ante otro equipo de su liga, al menos actualmente, el Dépor volvió a evidenciar la misma debilidad defensiva, pero además, fue el primero de los partidos desde que Cristóbal Parralo está al frente, en el que no dio señales de poder con el rival.

En un partido entre dos equipos muy necesitados de puntuar, en ningún momento fue capaz el Deportivo de imponerse a un Athletic que se puso por delante en el marcador en el minuto 15 de partido. Poco antes ya había avisado Mikel Rico, con un disparo desde la frontal del área. Mucho partido todavía por delante con tiempo suficiente para reaccionar.

Y así lo hizo el Deportivo, favorecido más quizá por el freno de mano puesto por los de San Mamés, que por su propio juego, lo cierto es que los locales pasaron a frecuentar más el área rojiblanca que la propia.

Y así sobrevino el empate, en una jugada procedente de una previa a balón parado, Fede Cartabia gana la línea de fondo y sirve un centro in extremis hacia el segundo palo, allí lo remata defectuosamente Mosquera, con la fortuna de que el balón va a encontrarse con Adrián para terminar en la red. Empate valido e importante, producto más de la insistencia, que del buen juego de los coruñeses.

La segunda parte la inicia el Deportivo con cambios que parecen ir dirigidos a un mayor control del juego, se intenta mejorar la salida de balón y se presiona levemente la salida del Athletic. Se buscan las buenas sensaciones.

Sin tiempo a constatar si esa era la idea, de nuevo el minuto 15 el Athletic, en ataque organizado, combina y se pasea por delante del área local. Dos pases sencillos, el segundo con final dentro del área coruñesa, terminan por abrir la llaga de la endeblez defensiva en determinadas zonas del campo, y llega el 1-2.

Y de nuevo la misma secuencia que en la primera mitad, y la misma duda. ¿Paso atrás de los Bilbaínos, o paso adelante del Dépor? En cualquier caso, y a pesar de los dos balones estrellados en los palos de la portería defendida por Rubén, es otra jugada a balón parado la que permite subir al marcador el 2-2 final.

En definitiva, un partido dominado por las necesidades de ambos conjuntos, en el que el reparto de puntos puede darlo como bueno el Deportivo, al que en esta ocasión, no lo justifican ni las sensaciones por haber desarrollado un buen juego.