Sumar en un estadio como el Camp Nou es un objetivo de extrema dificultad, una misión casi imposible para la inmensa mayoría de los equipos de Primera División, entre ellos el Deportivo. Sus opciones de salir vivo del estadio culé pasan, obligatoriamente, por hacer un partido perfecto y que el Barça no rinda a su nivel habitual. Actualmente las diferencias entre ambos equipos, a todos los niveles, son abismales. Tan grandes, que lo normal es que el Dépor pierda, y más teniendo en cuenta la temporada gris que está haciendo. Sin embargo, la convincente victoria del pasado sábado frente al Leganés ha subido sus niveles de autoestima, de confianza y también de esperanza por salir de la delicada situación en la que todavía se encuentra, solo tres puntos por encima de los puestos de descenso. El calendario se empina pero el Deportivo no renuncia a arañar puntos con los que, a priori, no cuenta. No gana en el Camp Nou desde 2003, pero logró empatar allí en tres de sus últimas cinco visitas. A esos datos se agarra.

Precedentes alentadores que invitan a soñar con que esta vez también es posible regresar con premio, aunque en dos de esas tres igualadas tan recientes el Barça no se jugaba nada. En 2011 -penúltima jornada- y en 2015 -última- ya era campeón de Liga cuando recibió al Dépor y, además, tenía a la vista puesta en sendas finales de la Champions ante Manchester United y Juventus, ambas saldadas con triunfo.

En cambio, en la temporada 2015-16 la visita al Camp Nou fue pronto, en la primera vuelta (jornada 15). En aquella ocasión el Barça sí puso todo su empeño para que no se escapara ningún punto. Tomó ventaja de dos goles gracias a los tantos de Messi y Rakitic, pero el Deportivo no bajó los brazos y acabó rescatando un valioso empate con un doblete coruñés en la recta final, con el sello de Lucas Pérez y Álex Bergantiños. Hoy se cumplen justo dos años desde aquel sorprendente encuentro, marcado por el singular plan de Víctor Sánchez del Amo, que dejó descolgados arriba a Lucas, Jonathan Rodríguez y Fayçal Fajr para incomodar al Barça y correr a la contra.

Sufrir sin la pelota

Al Deportivo le espera el domingo un partido muy diferente al que viene de completar contra el Leganés. El del sábado en Riazor fue, probablemente, su mejor encuentro en la presente temporada o, por lo menos, el que le permitió sentirse más cómodo con la pelota gracias a la fluidez y al dinamismo de futbolistas talentosos como Emre Çolak, Carles Gil o Adrián López. Contra el Barça, a la fuerza, será otra historia completamente diferente porque durante muchos minutos el Dépor se verá obligado a hacer un gran desgaste sin el balón. Para aspirar a un resultado positivo tendrá que saber sufrir y desplegar su versión más sólida y rocosa.

En una campaña marcada por la fragilidad defensiva, el Deportivo logró hacerse fuerte ante el Leganés a base de dominar la posesión. Los pepineros tuvieron muchos problemas para acercarse a la portería de Rubén y ni siquiera fueron capaces de conectar un solo disparo entre los tres palos. Bastante más trabajo tendrá el domingo el meta de Coristanco, consciente de que enfrente estará uno de los equipos con mayor poderío ofensivo de todo el mundo, como demuestran sus 38 goles a favor en quince jornadas.

Desde esta mañana Cristóbal Parralo comenzará a preparar el encuentro desde el punto de vista táctico, pero también cuidando especialmente el aspecto psicológico para que sus futbolistas crean firmemente en que es posible sumar en el Camp Nou. Más allá del resultado final, el objetivo será competir ante el Barça y plantar batalla ante un rival tan poderoso, algo que no logró el Dépor la pasada temporada. Al descanso ya perdía 3-0 y luego Messi redondeó la goleada con el 4-0 definitivo. Ni puntos, ni sensaciones. Nada se llevó el equipo coruñés de su último desplazamiento al feudo culé. Ahora, por lo menos, quiere demostrar que puede dar la cara ante los grandes, como ya hizo ante el Atlético.

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