Tiene mala pinta este Dépor, con el único cambio de Luisinho por Navarro, Cristóbal apostó por repetir sistema 1-4-2-3-1, pero por muchas cosas que prepares durante la semana, si a los tres minutos te marcan un gol en el que le dan tres metros al jugador que está en banda con tiempo a levantar la cabeza y preparar el centro para posteriormente entrar un rematador al segundo palo casi sin oposición, todo se te va al traste. Este gol solo tiene una explicación, y es una falta de intensidad defensiva que se lleva repitiendo desde el inicio de temporada. Esta dejadez se refrendó en el segundo tanto, pues no tiene sentido que un jugador sin tocar el balón y con dos defensas acompañándolo -lo de marcarlo es algo que no está en el decálogo de los jugadores blanquiazules-, se plante solo en el área para regalarle un pase de gol al motivado Iago Aspas. Pena de no poder decir lo mismo de los nuestros. Los cambios de la segunda parte poco más aportaron, por eso lo mejor es olvidar cuanto antes estos partidos y centrarse en lo que nos queda por delante. Considero que en los partidos jugados hasta ahora, el Dépor ha demostrado unas graves carencias y defectos que le han llevado a los puestos de descenso. Las carencias van desde la portería, pasando por la defensa, a la gran necesidad de un jugador que lleve el rimo del partido y el timón del equipo en un medio de campo ahora plano, bandas de otro perfil y gente arriba que defina y se adapte al juego que desarrolla el equipo, todo esto es un gran trabajo pendiente que tiene la dirección deportiva en estos días para hacernos recuperar la ilusión. De cara a los jugadores, solo les pediría implicación en el proyecto, confianza en el entrenador, y que dejen a una parte ese egocentrismo que está perjudicando tanto al equipo. Ya que estamos, les deseo a todos unas felices fiestas y un año 2018 cargado de alegrías.