El entramado defensivo del Deportivo remite a otra época. El equipo coruñés cerró el año 2017 con 34 goles encajados, dos por partido en las 17 jornadas de Liga que lleva disputadas hasta ahora. En la era moderna solo el Deportivo de José Luis Oltra en Primera División (2012-13) empeora sus registros, ya que a estas alturas de competición ya había tenido que recoger de sus redes 39 balones. Ambos proyectos parecen haber salido de una máquina del tiempo, ya que esa endeblez les emparenta con el fútbol de los 40 y 50 de los blanquiazules en la máxima categoría. Hace sesenta años que el Dépor no era tan frágil.

"Entonces se defendía con dos y con tres jugadores, se atacaba con cinco, luego ya se pasó al 4-2-4. La idea era ganar y ganar. Es un fútbol que no se puede comparar al de hoy en día", enfatiza el técnico Luis Rodríguez Vaz para trasladar la verdadera dimensión del retroceso blanquiazul en esta faceta. Los equipos se trabajaban mucho menos tácticamente y eran habituales las goleadas, ya que las condiciones para realizar los desplazamientos distaban mucho de las actuales y los viajes, a veces hasta de dos días, pasaban excesiva factura. Así el Dépor encajó 44 y 42 goles hasta la jornada 17 de las ligas 1955-56 y 1956-57, en la que acabó descendiendo a Segunda. 36, 37, 39 y 43 son cifras de tantos recibidos que se pueden ver en aquellas dos décadas. Desde entonces ningún equipo ha sido peor que el proyecto actual y el equipo de la temporada 2012-13. Solo se les acercó el Deportivo de la 68-69 con Cheché Martín en el banquillo con 31 goles. El calendario tampoco parece que vaya a ayudar ahora al conjunto coruñés, ya que cierra la primera vuelta ante Villarreal y Valencia.

En las antípodas de la realidad que vive hoy el Dépor, se encontraban los proyectos con Arsenio al mando en el inicio de la era dorada. Once goles recibió en la 92-93 para perfeccionar su engranaje en la 93-94 en la que solo vio perforada su portería en cinco ocasiones en los primeros 17 encuentros. Paco Liaño estaba bajo palos. "Tenía a Djukic, pero también a Ribera y Voro. Eran gente que, dentro de sus características, eran inteligentes. Si veían que en algo eran limitados o iban a tener complicaciones, despejaban o se la pasan a alguien que tuviese bueno manejo. Por eso el otro día dije que estaba cansado de centrales guapos y esbeltos y que los quería a la antigua usanza, llenos de heridas", apunta quien mantiene junto al esloveno Jan Oblak el récord de menos goles encajados en una liga con 18, casi la mitad de los que ya lleva este Dépor en menos de la mitad de partidos.

El guardameta hace un análisis preocupante de lo que está viendo sobre el terreno de juego en el proyecto blanquiazul de la temporada 2017-18. "Aparte de las jugadas puntuales, para mí es una sensación general. Hay despejes a zonas peligrosas, falta de contundencia... El error humano existe y va a seguir existiendo, pero en realidad es falta de seriedad defensiva", admite lamentándose mientras pone un ejemplo cercano que le puede servir de guía a los coruñeses. "Los equipos que encajan acaban descendiendo, pero también se puede cambiar. El Eibar es ahora un grupo mucho más seguro y está ganando partidos".

El Dépor tiene dos semanas para meditar una metamorfosis que debe llevar acabo para salvarse a partir de la seguridad atrás. Ajustar las piezas de su puzle, un cambio de sistema o acudir al mercado para reforzar algunas posiciones aparecen en el horizonte como soluciones a una situación desesperada.