Manu Sánchez, entrenador del Dépor Abanca femenino, cerró 2017 con su equipo líder y arranca el año con la ilusión de un ascenso que suponga la guinda a un proyecto a mitad de camino entre lo deportivo y lo reivindicativo. La victoria en Oviedo supuso acabar en un clímax la primera vuelta, aunque en los últimos días el ambiente se vio enrarecido por lo ocurrido con Patri. La deportivista, según sus palabras, "fue víctima de una chiquillada" y estuvo en el centro de todas las miradas tras aparecer en su perfil en redes sociales una foto suya con sus amigas celebrando la victoria del Celta tras el derbi. El técnico cierra filas, analiza lo sucedido y cómo lo han digerido, hace un repaso a los primeros meses de la liga y a lo que está por venir y se detiene en el momento que viven los nombres referenciales del grupo.

- ¿Dejó tocado al equipo toda la polémica en torno a Patri?

-Gracias a Dios, a lo que es el grupo y al vestuario, no les ha afectado. Tanto el cuerpo técnico como el resto de sus compañeras estamos todos a una con ella.

- ¿Cree sus explicaciones?

-Sí, la confianza en Patri es total porque ella se la ha ganado, porque ha demostrado qué persona es. Ha sido víctima de una chiquillada por parte de una amiga de 16 años.

- ¿Cree que a veces la gente no se da cuenta de que no dejan de ser niñas, a pesar de la exigencia?

-Claro. Se habla de las profesionales del Dépor, Sevilla o Athletic y gran parte de las que empiezan en esta burbuja del fútbol femenino son niñas y, sobre todo, nosotros que el 90% de la plantilla es sub 20. Tienen mucho que madurar y progresar como personas y futbolistas.

- Su equipo ya ha regresado al trabajo. ¿Cómo está viendo a Patri en estos primeros días?

-La vemos normal, como es siempre ella, ejercitándose bien, a conciencia. Imagino que le costará un poco porque tenemos constancia de que lo ha pasado muy mal. Esperemos que todo quede simplemente en un fuerte disgusto para todos por una mala broma y que no vaya a más.

- Tiene un expediente abierto. ¿Ya hay una decisión tomada?

-Lo que puedo decir es que no habrá expulsión del equipo porque le creemos y el caso está claro: no ha sido la culpable. Otro tipo de medidas disciplinarias, más por el daño al Deportivo y al proyecto del conjunto femenino, corresponden a otro estamentos del club.

- ¿En qué punto ve al equipo?

-La valoración general es positiva. A diferencia del año pasado, llegamos invictos al parón y el partido de Oviedo fue un punto de inflexión. Nos refuerza.

- ¿Las nota más maduras?

-Sí, es la clave. Jóvenes que eran la base del proyecto como Malena o Tere son niñas que llegaron aquí con 16 años. Ahora se está viendo ese trabajo y el equipo da otra cara. En los partidos complicados tiene más temple. Nos pasó en Santander y supimos el trabajo que teníamos que hacer sin desesperarnos.

- ¿Cómo mantienen la tensión en una liga que oscila entre dos o tres partidos clave y las goleadas?

-Es un problema del tipo de competición, por cómo se ha estructurado. Se ven goleadas que para quien no conozca el fútbol femenino se pensara que esto es muy fácil y no es así. La diferencia entre unos equipos y otros es grande y para mantener la tensión usamos otro tipo de partidos durante el año. Hay parones y no nos detenemos. Hacemos duelos contra los equipos masculinos del club. A los cadetes ya nos medimos, hicimos dos o tres encuentros. E ideamos una competición interna que nos ayuda a que todas las semanas haya tensión independientemente del rival de la liga.

- ¿Qué buscan ante los chicos?

-Rendimiento deportivo ante un rival superior física, técnica y tácticamente. El paralelismo más similar es un cadete. Soy consciente de que a las chicas no les gusta. Normal. En contra tienes ese aspecto de que te ves superada porque un joven de 16 años, bien formado, es un hombre. En fuerza o velocidad a ellas se les hace imposible. El primer partido ganaron 7-1 y surgió un comentario en el vestuario de que ellos ganarían la Liga de Primera femenina. Las diferencias físicas son grandes, pero nos viene bien a nivel de encontrarnos con un rival que nos obliga a trabajar todo el partido, normalmente no nos pasa.

- Rota más que nunca, ¿no?

-Cierto. El año pasado tuvimos un equipo más corto y lesiones, y lo sufrimos. La obsesión esta temporada era hacer una plantilla más larga y compensada teniendo en cuenta que el índice lesivo es más alto que en los hombres. Contamos con dos jugadoras por puesto al máximo nivel y eso nos permite hacerlas.

- Un repaso a nombre propios. ¿Nota la evolución de Tere?

-Claro, es diferente al año pasado. Pasó de un papel importante en la sub 17 a tenerlo en la sub 19. Es nuestro buque insignia, una niña muy especial. El nombre de Tere Abelleira y el del Dépor femenino quedarán ligados para la historia.

- ¿Les ha costado retenerla?

-Por ahora no. Llegamos a un buen acuerdo para las dos partes. Está contenta y en el club, encantados. Es la pieza sobre la que estamos construyendo el proyecto. En su día Guardiola dijo sobre Messi que había que procurar rodearlo de lo necesario para que siguiese creciendo y que así el Barça lo haría con él, pues nosotros intentaremos hacer lo mismo con Teresa.

- ¿Qué impacto ha tenido Iris?

-Era una ambición mía. Ya lo intenté el primer año. Es un tipo de jugadora que a los entrenadores nos gusta. Carácter, raza, no está exenta de calidad. Su despliegue es brutal. Sabíamos que era lo que nos faltó en el mediocampo e incluso en el vestuario para apoyar a las niñas. Ya tiene un sitio en el equipo. Es como si llevara aquí desde el inicio.

- ¿Y el resto de fichajes?

-Nos dio pena que Peke se perdiese el partido ante el Friol. Había marcado en todos. Ya sabíamos que era una delantera de Primera, literalmente una ratoncita de área. Cumple. Y el resto, también, a alguna le costó más. La que destaca y que se está acoplando bien es Laura. Ahora también va a la selección gallega.

- A nivel social, ¿ve definitivamente afianzado el proyecto?

-Tenemos una media de entrada de 400-500 personas por encuentro y a nuestros asiduos que animan todo el partido. Las niñas lo notan y están encantadas. Las que más lo destacan son las que vienen de Primera, les alucina. La gente socialmente está respondiendo. Las chicas cuentan que las paran por la calle y les dicen que vamos a ganar la Liga. Otro tema importante es que la gente las conoce por su nombre, eso para mí es muy significativo.

- ¿Mira de reojo a la liguilla?

-Siempre tienes un ojo. Es complejo, seríamos siete equipos para dos plazas. Es un sistema anticuado, obsoleto, pero es el que hay.

- ¿No se arreglaría creando una categoría intermedia?

-Exacto. Solucionaría dos problemas. Uno, la fase de ascenso que no tiene ningún sentido, y el otro, las goleadas. Crear una especie de Segunda B más territorial con una Segunda con dos grupos o cuatro. Los proyectos que fuesen serios estarían en esa Segunda intentando subir. Y otro punto es enriquecer los ascensos. No puede ser que solo bajen dos de Primera y que al final 112 equipos peleemos por esas plazas.

- Este año viven todas las jugadoras en A Coruña, ¿no?

-Sí. Las mayores comparten piso entre ellas y el club se hace cargo de los gastos. Y las menores de edad están en residencias de estudiantes. En Rialta, en el Liceo... Las tenemos un poco repartidas.