El Deportivo regresó de Vila-real con un empate que le valió para abandonar los puestos de descenso pero que sin embargo apenas le sirve para despejar las dudas que arrastra desde hace meses. El punto conseguido en el Estadio de la Cerámica representa, a pesar de la débil imagen que volvió a mostrar el conjunto de Cristóbal, un alivio para los blanquiazules después de la dolorosa derrota con la que se cerró 2017 y el ajetreado inicio de 2018. La igualada ante el Villarreal maquilla una nueva actuación decepcionante de los deportivistas, que no obstante necesitan descontar puntos hacia la zona templada de la clasificación en espera de mejorar sensaciones. La evolución pendiente del equipo, que el entrenador reconoce, será más llevadera también si se alivia la situación en la tabla, algo que se comenzó a encaminar el domingo en Castellón. Cristóbal, a falta de unos refuerzos que aguarda, tendrá que seguir explorando las posibilidades de una plantilla que en el antiguo Madrigal volvió a exhibir las mismas carencias que en los compromisos anteriores.

Regreso al trivote. La idea original del técnico no era volver a emplear un esquema que descartó hace semanas. En Vila-real iba a apostar por Andone y Lucas juntos en la delantera por primera vez desde que aterrizó en el banquillo a finales de octubre. Las molestias en la espalda del coruñés frustraron el plan que había ensayado durante la semana y prefirió prescindir de Çolak en la mediapunta. En el segundo tiempo no le quedaría más remedio que recurrir al turco. Cristóbal regresó así al dibujo que más utilizó cuando tomó las riendas del equipo. Sin Valverde, ausente por un proceso gripal, recurrió a Mosquera. El planteamiento pareció funcionar para contener al Villarreal en el primer tramo del partido, hasta que los castellonenses lograron adelantarse. El trío de mediocentros sirvió para darle mayor consistencia al equipo, pero naufragó para ofrecer soluciones ofensivas. Éstas llegaron a través del empeño casi en solitario de Adrián.

La reivindicación de Andone. Hacía casi tres meses, desde mediados de octubre, que Andone no disputaba un partido como titular. El rumano no ocultó su incomodidad durante todo ese tiempo ni tampoco su alegría el domingo después de lograr el tanto que valía el empate para el equipo. Fue su segundo gol consecutivo tras el que marcó en el derbi contra el Celta y ya ha empatado con Lucas como máximo anotador del equipo. Andone, sin embargo, estuvo lejos el resto del partido de resultar determinante. La entrega y el derroche físico nunca falta cuando se trata de él, pero su encaje en el equipo es una de las tareas pendientes de Cristóbal. Le ocurre lo mismo con Lucas, que en los partidos más recientes ha perdido protagonismo hasta apenas contabilizar oportunidades.

El recurso de Çolak. Al turco se le ha mirado siempre con desconfianza desde el banquillo y parece que Cristóbal no será la excepción. Tardó en darle la alternativa como titular y tras la decepción del derbi se cayó del once a pesar de que al técnico se le frustró el plan inicial de jugar con dos delanteros. El domingo en Vila-real tuvo que recurrir a él y el menudo mediapunta le cambió la cara al equipo. Con los castellonenses perezosos, Çolak encontró formas de asociarse con sus compañeros para alumbrar algunas de las mejores oportunidades deportivistas. Su inconsistencia, sin embargo, continuará siendo el principal obstáculo para que el turco termine asentándose en el once y entierre las reticencias del entrenador.

Progresos en defensa. Salvo el tramo final, en el que los nervios por arañar un punto muy importante estuvieron a punto de traicionar a los deportivistas, el equipo mejoró defensivamente. Lo hizo con Albentosa en el lugar de Schär, sancionado, y guiado por un Sidnei que destacó también en la parcela ofensiva. Suya fue la acción que alumbró la igualada después de una jugada que en la mayoría de las ocasiones representa un cara o cruz. A la cabalgada del brasileño desde la defensa ayudó la pasividad de los jugadores del Villarreal.