Hace casi cinco meses el Deportivo estrenó su casillero de victorias ras imponerse en Riazor al Alavés con un solitario gol de Luisinho (1-0). Hasta entonces los futbolistas que en aquel momento dirigía Pepe Mel solo habían sido capaces de cosechar un empate en su visita al Levante (2-2), partido en el que iban venciendo por dos goles y que los granotas empataron merced a un penalti inexistente. El equipo alavesista salió del estadio coruñés en la penúltima plaza y sin haber logrado un solo punto. Cuatro jornadas había durado la experiencia del argentino Luis Zubeldia al frente del cuadro vitoriano, que se presentó en A Coruña con Javier Cabello en el banquillo a la espera de que los dirigentes encontrasen un nuevo técnico. Cabello estuvo dos partidos al frente del primer equipo hasta que le cedió el testigo a Gianni de Biasi, cuyo mayor logro había sido clasificar a Albania para la pasada Eurocopa. El italiano permaneció siete jornadas al frente del Alavés en las que acumuló dos triunfos y cinco derrotas. Con su equipo último en la jornada 13ª y seis puntos, seis menos que el Deportivo, los dirigentes decidieron destituirlo y entregarle el mando del equipo a Abelardo. Diez jornadas después el Alavés es 16º con 25 puntos.

Con el asturiano al mando, el conjunto alavesista sumó 19 puntos en diez jornadas, mientras que los deportivistas solo acumularon cinco. Antes de llegar el Pitu, el equipo coruñés estaba en una situación holgada con esos seis puntos de ventaja, pero la reacción del cuadro vasco y la racha negativa de los deportivistas condujeron a estos al pozo, mientras que su rival del próximo domingo disfruta de una relativa cómoda posición (16º) con 25 puntos. En diez jornadas sumó casi dos tercios de la puntuación en juego, mientras que los coruñeses solo fueron capaces de acumular un sexto. Eso que aquel 20 de septiembre, un miércoles, la imagen que había dejado el Alavés en Riazor había sido penosa. Los comentarios eran que ya había un claro candidato al descenso a pesar de que tan solo se habían disputado cinco jornadas. Hoy es el equipo coruñés uno de los principales candidatos a perder la categoría. Todo pasa, especialmente, por los próximos seis partidos, en los que los blanquiazules están más obligados que nunca sobre todo tras desperdiciar la posibilidad de ganar en los dos últimos disputados en Riazor ante adversarios directos (Levante y Betis).

Fue el tercer inquilino del banquillo de Mendizorroza el que consiguió la reacción de un equipo abocado a un descenso exprés, un técnico que la pasada temporada (en enero de 2017) había sido destituido en el Sporting tras la mala racha del equipo asturiano, que acabaría descendiendo a Segunda. La apuesta argentina de Zubeldia no salió en Vitoria como la anterior de Mauricio Pellegrino; tampoco la del entrenador revolución de la pasada Eurocopa. Lo mismo sucedió en Riazor, cuyo banquillo contabiliza también tres entrenadores con un bagaje de ocho puntos en nueve jornadas para Pepe Mel -la continuidad de la pasada campaña- y de nueve puntos para Cristóbal Parralo en tres jornadas más. Ahora la responsabilidad recae en Clarence Seedorf, que dispone de quince partidos para conseguir lo que la mayoría de los seguidores consideran "un milagro". El estreno, tras solo una semana de trabajo, poco aportó, si acaso el observar a un equipo más agresivo, pero con los mismos errores de los técnicos anteriores. En Mendizorroza puede enmendarse el equipo con una victoria necesaria y obligada para seguir con oxígeno. La diferencia con los locales sería todavía de dos partidos, pero con la parte positiva de contar con el golaveraje a favor, por si al final hiciese falta para culminar "el milagro".