Dani Iglesias (Santiago, 1995) se crió en Abegondo y asomó la cabeza por el primer equipo en el proyecto del último regreso a Primera de la mano de Fernando Vázquez. Las oportunidades se acabaron en A Coruña y desde entonces busca dar el salto a la élite en el Alavés, el rival de hoy del Dépor. El ariete compite con el filial y vive el día a día de la metamorfosis vitoriana.

- ¿Podrá ir al partido?

-No. Es el que más me apetecía ver en toda la temporada y no voy a poder porque juego dos horas antes con el segundo equipo fuera de casa. Me lo fastidiaron y eso que vivo al lado de Mendizorroza. Llevaba ya unos días pendiente a ver cuándo salía el horario y lo ponen así.

- ¿Qué Alavés se va a encontrar hoy el Deportivo?

-Desde la remontada en Girona (empezaron 2-0 y acabaron 2-3) les cambió la dinámica. Fue el primer partido del Pitu (Abelardo). Ahora les sale todo, defensivamente están muy bien y arriba todos meten goles. Un momento increíble.

- ¿Qué les ha dado?

-Confianza, los jugadores también necesitan cariño. Antes se les acababa el mundo, se veían descendidos, y vino él y les mentalizó. Ahora los ves y son un equipo diferente. Van todos a una, hay conexión entre los jugadores y la afición. Parece un tópico, pero es muy importante. Yo no he tenido contacto directo con el Pitu, pero nos cruzamos en los pasillos (primer equipo y filial se entrenan a la vez) y se le ve una persona normal, cercana.

- ¿Cómo es el ambiente que habrá en Mendizorroza?

-Increíble. El Alavés viene de pasar años muy difíciles. Estaba en Segunda B, cerca de la desaparición, y al año siguiente ascendió a Primera y llegó a la final de Copa. Vas al estadio y alucinas. Siempre lleno, no paran de animar, de cantar. La gente se siente identificada con el equipo. Al principio de temporada perdían e iban de últimos y seguían apoyando. No ves ese ambiente de negatividad y pesimismo.

- Aquí no sobra la paciencia.

-Pues no. Sigo la actualidad del Dépor y la gente está disgustada, es lo que veo. Y, siendo sinceros, el equipo tampoco anima, el hartazgo es un poco entendible. Llevan unos cuantos años que no arrancan y, sobre todo, con el grupo que se presumía que tenían este año... Los ves nombre por nombre y tienen buenos jugadores, no sé lo que falla.

- ¿Cómo ve al equipo?

-Suelo seguir los partidos porque estuve allí ocho años, desde los once, y lo paso mal, sufro. No está nada bien. Tampoco daba buenas sensaciones el Alavés y ahora está genial. El Dépor lo puede pasar bastante mal en Mendizorroza, lo tendrá difícil. A ver qué pasa porque en el fútbol nunca se sabe, son todo rachas. Aún así, de momento, veo mucho mejor al Alavés.

- Fernando Vázquez le hizo debutar. ¿Le quedó la espina de no tener una oportunidad real?

-Siempre te queda, porque es el club de toda mi vida y porque estuve tan cerca... Sé que es muy difícil, depende de la situación, de entrenadores. En el fútbol hoy estás aquí y mañana en otro lado, no se acaba, pero la espinita siempre está.

- Algún excompañero suyo ya lo dijo, pero ¿cree que en A Coruña falta cultura de cantera?

-Más o menos todos tenemos esa percepción. Al club le falta un poco apostar por la gente y darle esa confianza, que es necesaria, porque los canteranos no salen de un día para otro, debutan y resuelven partidos. El trabajo de base lo están haciendo bien. El Fabril está en Segunda B y en play off. Hay buenos jugadores, pero falta, como decía Juan Carlos, esa última confianza por parte del club. Con respecto a la gente sí que es cierto que es necesaria un poco de paciencia. Aparece un jugador y tiene que ser el mejor cuando debuta y no es así, todo lleva un proceso. Es lo que vemos.