Botella medio vacía o medio llena? Según se quiera ver. El planteamiento inicial del Dépor desde un 1-4-2-3-1 manifestó que medio equipo hacia atrás "tocaba el tambor" y medio equipo hacia adelante quería "tocar el violín". El fútbol directo desde la fase de iniciación dejó todo el bagaje ofensivo en acciones individuales, insuficientes para hacer daño al rival. Una vez más los perfiles de Lucas, Andone o Adrián no son para jugar al pelotazo. Además la incursión del talentoso Fede Cartabia en la media punta no aporta profundidad al juego y obliga a que siempre tenga que jugar de cara con un compañero. Las segundas jugadas y el agrupamiento de futbolistas para esas acciones, brilló por su ausencia. Media hora perdida que se recuperó con la aparición de Mosquera para ofrecer sus mejores quince minutos en mucho tiempo dando criterio y una pausa que el equipo agradeció para no acabar en la lona. Todo cambió tras el descanso, pero sobre todo con dos detalles: el coraje que produjo y su efecto al fallar Lucas el penalti y la salida al campo de Çolak, pese a quien le pese, el mejor futbolista de la plantilla en su posición, que además mejora con su juego a todos sus compañeros. A partir de ahí surgió el mejor juego combinativo del equipo con llegadas de todo tipo. La excesiva ansiedad, la prisa, la necesidad de puntuar y las urgencias no dejan claridad en la fase de definición. Posiblemente en ese apartado tampoco haya tanta calidad como se cree. El conformismo del público y su entrega con muy poco a cambio, deja la idea de que todo sólo puede ir a mejor. La duda es si habrá tiempo suficiente.