El pasado 5 de febrero, hace justo un mes, Clarence Seedorf aterrizaba en A Coruña para convertirse en el sorprendente relevo en el banquillo de Cristóbal Parralo, destituido tras la contundente goleada encajada en Anoeta (5-0). "Soy una persona que me gusta coger la patata caliente -afirmó el holandés en su acto de presentación-. Es fácil entrar donde todo funciona, pero estoy aquí porque creo que es posible y que puedo dar algo importante". De momento, el impulso ha sido solo anímico, porque el tercer técnico del Deportivo en lo que va de temporada tampoco ha logrado dar con la tecla de los buenos resultados, al menos por ahora. La "patata" sigue igual o más "caliente", cerca de quemarse, y si todavía no se ha chamuscado es porque los tres rivales directos implicados en la pelea por la salvación -Málaga, Las Palmas y Levante- también flojean más de la cuenta. Dos puntos en cinco jornadas es el balance de Seedorf al frente del Dépor, peor que el de sus antecesores -Pepe Mel y Cristóbal Parralo- en el mismo número de partidos.

Cuatro puntos arañó el madrileño en los primeros cinco encuentros de este campaña y otros cuatro se embolsó el andaluz entre las jornadas diez y catorce, las que iniciaron su breve etapa como entrenador del primer equipo blanquiazul. Seedorf sale perdiendo en las comparaciones. Fundamentalmente, por sus pobres resultados, pero también porque las sensaciones no acaban de acompañar.

El Dépor sigue lejos de mostrar esa "identidad" bien definida en el campo, uno de los grandes objetivos del holandés desde su llegada. Solo ante el Espanyol el equipo coruñés dio verdaderas señales de cambio, sobre todo en una segunda parte notable en la que arrolló al conjunto catalán y generó ocasiones de sobra como para reflejar en el marcador su rotunda superioridad sobre el terreno de juego. Al final, se tuvo que conformar con un empate (0-0), igual que el pasado fin de semana frente al Eibar (1-1)Eibar , un partido condicionado por la expulsión del debutante Maksym Koval poco antes del descanso.

Los otros tres encuentros disputados en el último mes por el Deportivo se saldaron todos con derrota: 0-1 en Riazor ante el Betis, 1-0 en Mendizorroza contra el Alavés, y 3-0 en el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe. Dos puntos de quince posibles y solo un gol a favor, el que el colegiado aragonés Jaime Latre adjudicó a Florin Andone frente a la formación armera, incapaz de poner en apuros al portero Rubén Martínez pese a jugar más de medio partido con un futbolista más.

Ahora los rivales del Deportivo ya no le llegan tantas veces y encuentran una mayor dificultad para crear ocasiones claras de verdad, pero los graves errores defensivos en acciones puntuales siguen penalizando mucho al equipo coruñés, un mal que se ha repetido durante toda la temporada con los tres entrenadores. Basta con repasar cómo se gestaron los goles encajados en los dos partidos más recientes, contra Getafe y Eibar. Todos evitables, consecuencia de fallos groseros, impropios de Primera División, más que de méritos de los rivales.

El Dépor buscará el viernes, en Montilivi (21.00 horas), la primera victoria de la era Seedorf. Será al sexto intento, tras esas cinco primeras oportunidades fallidas. Menos tiempo necesitaron esta temporada tanto Mel como Cristóbal para celebrar el primer triunfo. El madrileño solo sumó un punto en las primeras cuatro jornadas -2-2 en el campo del Levante- pero en el quinto encuentro inauguró el casillero de victorias a costa del Alavés, que cayó 1-0 en Riazor. Tras la destitución de Mel llegó Cristóbal, que dirigió su primer partido de Liga en Las Palmas. Allí se estrenó con victoria (1-3), pero en las siguientes cuatro jornadas solo consiguió sumar un punto, en Riazor, ante el Athletic (2-2). Ahora es Seedorf el que, con sus nuevos métodos y su nutrido equipo de colaboradores, busca su primera victoria tras un mes al frente del Dépor.