Hace medio año, allá por el mes de octubre, el partido de anoche sería casi un triunfo para el Deportivo. Sin puntos, pero un triunfo. Porque tiene mucho mérito plantarle cara de esa manera a todo un Atlético de Madrid en su campo. Lo malo es que en pleno mes de abril, y con la salvación a ocho puntos, los méritos y las sensaciones no valen para nada. A estas alturas lo único que cuentan son los resultados y el Dépor, tras perder en el Wanda, acumula ya quince jornadas sin ganarWanda. Demasiadas como para aspirar a la permanencia pese a ser capaz de dar señales de vida en uno de los estadios más difíciles de Europa. No mereció irse sin premio de un partido decidido por un penaltito de esos que es muy fácil pitar a favor del de casa en un escenario como el Wanda, y más cuando enfrente está un rival en apuros. Queda la duda de cuál habría sido el desenlace sin esa decisión arbitral tan polémica, como también la incertidumbre sobre en qué situación estaría ahora mismo el Dépor si en todos sus partidos fuera de casa hubiera competido siempre como lo hizo ayer.

Primera parte notable, de lo mejor de la temporada a domicilio, donde el Dépor suele ser una auténtica calamidad. Anoche, en cambio, le plantó cara a un Atlético siempre difícil pese a las bajas, generando más ocasiones y con momentos de muy buen fútbol, fluido y dinámico. Defendió con solvencia el equipo coruñés, bien plantado con Mosquera por delante de la defensa, escoltado por Guilherme y Muntari. Supo juntarse el Dépor para impedir los ataques del Atlético, que solo generó peligro a balón parado.

Clarence Seedorf sorprendió dejando a Andone en el banquillo para apostar por Çolak, el mejor de los blanquiazules. Con el turco jugando y haciendo jugar al equipo, el Dépor lució más. Sobre todo Lucas, muy participativo y con mucha más movilidad que de costumbre. El coruñés se ofreció siempre con buenos desmarques para que Çolak lo buscara con balones a los espacios. Así llegó la primera ocasión clara del encuentro. Lucas corrió a por la pelota en largo y se benefició de la pifia de Savic para encarar a Oblak y culminar la jugada con un disparo raso que el portero esloveno rechazó con el pie (m.20).

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El Dépor cae por la mínima ante el Atlético

Poco a poco el Dépor iba creciendo, cada vez más cómodo con balón y sin él. Empezaba a creérselo ante un Atlético con bastante más posesión que fútbol. Correa, con un zurdazo desde lejos que Rubén atajó con seguridad, fue el primero de los rojiblancos en asomarse con cierto peligro a la portería visitante. El Deportivo seguía jugando al ritmo de Çolak, el encargado de lanzar las contras para tratar de sorprender a la zaga colchonera. Adrián y Lucas se movieron bien de tres cuartos de campo en adelante para generar problemas a la defensa del Atlético. Tan cómodo se sentía el Dépor, que hasta Muntari y Mosquera se animaron a asomarse al área rival. También los laterales llegaron por los costados, sobre todo Luisinho, que en el 25 ganó la línea de fondo para conectar con Lucas, cuyo testarazo lo atajó Oblak, bien colocado. Muntari, también de cabeza, estuvo a punto de marcar el primero a la media hora de juego.

Justo cuando mejor estaba el Deportivo llegó la polémica acción que marcó el desarrollo del encuentro, el penaltito de Mosquera sobre Saúl. Como ese, hay diez en cada partido, pero en estadios como el Wanda únicamente se suelen pitar cuando favorecen al equipo local. Solo lo vio claro Trujillo Suárez. Gameiro no perdonó desde los once metros y adelantó al Atlético en el 34. Al contrario que otras veces, el Dépor no se vino abajo tras encajar ,y derrochó personalidad y ganas para seguir haciendo su partido. No esperó a la segunda parte para tratar de darle la vuelta al marcador. Siguió creyendo y llegando arriba con variedad, tanto en largo como en corto. Trianguló rápido y con precisión gracias a la facilidad de Çolak para ver lo que otros no ven. Lo necesita el Dépor en este final de Liga si quiere mantener sus opciones de llegar a las últimas jornadas con esperanzas de permanencia.

Mosquera, a la salida de un córner, tuvo la última ocasión clara antes del descanso. La segunda parte empezó más plana y el Dépor no se impacientó a la hora de atacar. Siguió firme atrás y eligió bien los momentos para estirarse. Quedaba demasiado tiempo como para lanzarse a lo loco ante un rival tan peligroso. Los rojiblancos siguieron al tran tran, como dejándose llevar al abrigo del marcador favorable. Solo la entrada de Diego Costa le dio otro aire a los locales, con muchos problemas para tapar la banda izquierda de Luisinho y Adrián.

Desde ahí buscó el asturiano a Borja Valle, el primero en entrar de refresco. El cabezazo del berciano lo despejó Godín. Más clara la tuvo Valle poco después, en el 68, cuando corrió una contra sin oposición desde el centro del campo. Se equivocó en su conducción y Lucas Hernández se cruzó a tiempo para desbaratar la penúltima ocasión. La última la tuvo Bakkali, a diez del final. Su disparo se marchó fuera y con él otro pedazo de la permanencia. En el Wanda el Deportivo dio señales de vida, pero a destiempo. Llegan tarde, después de tantas decepciones seguidas, y le dejan como estaba. Moribundo, casi muerto.